lunes, 26 de abril de 2010

Cap. 33:’El manso asado’ Parte 1

No faltó mucho hasta la hora de reunirnos, finalmente. Increíblemente nos demoramos menos del tiempo que habitualmente toma ir de Leeds a Londres. Este milagro de Dios se debió a los casi inexistentes autos que recorrían la ruta. Quizás porque la gran mayoría de la gente estaba en sus casas. Ricky y yo estábamos justo a la hora indicada. Incluso alcanzó el tiempo para ordenar un poco, aunque no era tan necesario, la casa de por si estaba ordenada. Bajamos algunas cosas del auto, los bebestibles al refrigerador para que se enfriaran un poco, las comestibles en pequeños platos, las tablas de queso, todo en su lugar. También puse la televisión y mi consola de videojuegos. Un poco de karaoke con SingStar no estaría nada de mal. Obviamente que también jugaría otras cosas mientras esperaba a la gente por llegar.
-No te comas las cosas antes de que lleguen.- Le dije a Rick
-Pero tengo hambre!. No como nada desde antes de que saliéramos de mi casa. Y como sabes que estoy comiendo? Estas concentrada jugando, era imposible que me vieras!.-
-Si es posible, puedo hacer dos cosas al mismo tiempo.- Molesté
-Yo también puedo, canto y salto.-Dijo con la cabeza gacha. Se veía tan lindo. Mientras más tiempo pasaba, mas sentía que era posible tener algo cerio con él.
Los primeros en llegar fueron Cata y Björn. Solo porque ellos tenían la mitad de las cosas que necesitábamos para esa tarde. Obligué a Ricky, que yacía en el sofá tapado, según sus palabras porque tenía frio. Con todas las cosas abajo del auto los pude presentar.
-Ricky él es Björn.-
-Björn Dixgård?.- le estiró la mano.
-Charles Richard Wilson. Ricky para los amigos.- Ambos estrecharon las manos.
-Mira Björn ya tienes un amigo ingles.- lo molestó Cata.- A qué hora llega el resto de la pandilla?.-
-Se supone que deben llegar pronto, pero no lo sé.-
Pues, Clau y Gustaf estaban un poco atrasados. Se habían demorado un poco en salir de casa. Nunca supimos el por qué de su retraso. Los que también estaban un poco retrasados eran Nick y Caro. En este caso, ellos se retrasaron, además de que porque Caro tenia que terminar de ver unas cosas con su hotel, habían olvidado el lugar de nuestra reunión, y en ves de llegar a la csa de mis padres, llegaron a mi departamento. Tocaron el timbre y nada. Incluso llamaron al teléfono fijo, pero nada pasaba. Obvio si no estaba ahí.
-Por qué no me contesta el teléfono. Tampoco abre la puerta.- Alegaba. Nick trataba de calmarla.
-Quizás está comprando. Por qué no la llamas a su celular?.-
-Tienes razón.- Fue lo que hizo. Mi celular sonaba en la mesita que había en el pequeño ‘quincho’ techado y cerrado, a prueba de lluvia, frio, nieve y todo lo que podría entorpecer nuestra reunión. Yo estaba metida en la cocina preparando la carne para ponerla en la parrilla. Los únicos hombres en casa, por el momento, preparaban el fuego. Aunque no era tan difícil, era a gas licuado, pero querían ocuparla bien. Parece que estaban acostumbrados a las clásicas parrillas con carbón, fuego y mucho humo. Se percataron que mi celular sonaba y se mimaron con cara de ‘ve a dejarle el teléfono’. Terminó cediendo mi querido Ricky. Dejó sus quehaceres y fue a dejarme el teléfono a la cocina.
-Eve?- Dijo asomándose por la puerta.
-Si? Que pasa.-
-Tu teléfono está sonando.- Me lo entregó, y obviamente conteste.
-Tu donde estas jovencita!.- Me gritó Caro, del otro lado del teléfono.
-En la casa de mis papis. Donde se supone que estas tu?.-
-En tu antigua casa? No era en tu departamento?.-
-No, te dije que era en la casa, no en el departamento!!.-
-Pero, pero… Está bien. Ya vamos para allá!!.- Dijo.
‘Vamos’, eso fue lo último que escuché. Quizás venia con algún amigo, o amiga. En cualquier caso, no tenía ningún inconveniente en recibir a alguien más. Dejé mi teléfono encima, pero el caballero que, amablemente trajo mi teléfono, no se retiraba de la cocina, y me estaba poniendo nerviosa. Lo miré, como diciéndole que se fuera, pero no hacía caso a mis miradas de pocos amigos. Se acercó a mí. Quizás busca algún vaso, pensé. Que ingenua fui.
-Buscas algo?.- Pregunté.
-No.-
-Entonces?.-
-Nada, quiero molestarte, me aburro afuera yo solo.-
-Pero esta Björn y también Cata, no deberías aburrirte.-
-No es lo mismo, no los conozco. Te queda mucho?.- Me decía. Casi rogándome.
-No. Espérame un poco.- Dije. Se calmó un poco, pero solo un poco. Se quedó en un rincón, a esperar.
Las cosas en la otra parte importante de la casa también se estaban poniendo un poco románticas.
-Y el resto de la gente?.- Preguntó Cata. Si, estábamos todos desaparecidos.
-No sé, ya llegaran, déjalos.-
-Ya aprendieron a regular el fuego?.- Le preguntó. Björn se sentó a su lado en el sofá, al lado de Catalina.
-Sí, no es tan fácil pero no me complica, no como al amigo de tu amiga.-
-Que no entendió?.- Risas se escucharon por unos segundos por parte de Cata.
-No, entendió, pero después de varias explicaciones.- Dijo Björn, un poco más alto de lo normal, a causa de la risa. Nosotros que ya veníamos alcanzamos a escuchar. Ricky se quedó de pie, inmóvil un momento. También se puso rojo.
-Que te pasó ahora?.- Le pregunte cuando me di cuenta de que no estaba al lado mío caminando.
-Se está burlando de mí.- Dijo, avergonzado.
-No se está burlando de ti. Y si se burla que.-
-Yo sé que me cuesta entender algunas cosas de la tecnología, pero si me explican bien, o leo mil veces el manual entiendo.-
-Lo sé, te expliqué como ocupar tu iPod.- Seguía con cara triste. Parece que eso lo afectó, un poco.- Pero ya, vamos.- lo empujé. Nos e como si estaba con una bandeja con hamburguesas. Por lo menos avanzó.
Mientras prendía nuevamente la parrilla, la gente que faltaba por llegar ya estaban ahí. Tocaron el timbre y fui a por ellos. Era Clau y su Gustaf. Si, ya para esa hora, era de ella. Los hice pasar, Björn y Gustaf se pusieron a hablar inmediatamente. Nosotras también, claro.
-y todas vinimos bien acompañadas.- Dijo Clau.
-No, no todas.- dije
-Caro todavía no llega. Se perdió.- Dijo cata.
-En serio? Eso le pasa por ser tan despistada.- Clau dijo. Pero eso ya lo sabíamos.
Los muchachos Suecos se quedaron pegados frente al televisor jugando. Había estado jugando con mi consola de videojuegos antes de que llegaran. No pude terminar de jugar FIFA, y ellos comenzaron con un nuevo partido. Eran dos niños jugando. Y el pobre cachetón quedó solo a cargo de la comida. Me fui a hacerle compañía un rato. Y a ayudar, claro, no podía dejarlo solo.
Finalmente llegó quien faltaba, con tres horas de retraso.
-Por fin llegaste!! Donde se supone que..-Pausa. Clau se dio cuenta de que Nick venia atrás.- Creo saber dónde estabas.-
-Trabajando! Soy una persona con una vida muy ocupada. De hecho, tengo una vida y un trabajo normal, no como ustedes que sacan fotos, dibujan cosas y viajan por el mundo tocando!.- Reclamó. –Y tu, mira quien esta. No es el señor casado?.- Dijo apuntando a Gustaf que estaba sentado, muy concentrado jugando.
-Cállate!!.- Le dije.
-Gracias, no es necesario que lo recuerdes.- Le dijo Clau. Obviamente no estaba enojada, ya todos sabíamos que era así. Pero los invitados no. Y si, queríamos dejar una buena impresión.

domingo, 18 de abril de 2010

Cap. 32: ‘Lazy Sunday Afternoon’

Resolvieron juntarse una hora antes de que nos juntáramos todos en ‘mi’ casa, no querían partir tan solos.
Antes de partir de vuelta a mi ciudad natal fui a abrir mi regalo que aun aguardaba en el árbol. Era una caja no muy grande. El papel de regalo tenía pinos navideños y galletas con un vaso de leche, se notaba que los ‘adornos’ habían sido dibujados por alguien, quizás él. Esa sería una buena pregunta. Dentro de la cajita había un gorro, de esos que son típicos de los rusos, negro, también había una pequeña nota que decía ‘Para que tus ideas no se congelen con el frio ingles. Y para que no se te escapen tampoco.’ Ese había sido el detalle más lindo que me habían hecho. Uno porque me había regalado un gorro, quizás se había dado cuenta que me gusta coleccionar gorros y sombreros, y la nota, eso me mató definitivamente. Estaba detrás de mí cuando me lo probaba. Increíblemente le dio en el clavo con la medida de cabeza. Algo extraño porque en general jamás hay tallas pequeñas en las tiendas donde compro habitualmente.
-Te gustó?.- Me preguntó.
-Es hermoso! Muchas gracias Ricky. Como supiste que estas cosas me encantan?.-
-Vi la pared de tu escritorio. Habían muchos sombreros colgados!. Póntelo!!.- Insistió.
-Me lo pondré cuando abras tu regalo.- Le pasé la caja. Estaba forrada con papel de regalo verde con bastones de dulce. Abrió la caja y sacó de ella una polera. Amarilla con una línea zigzagueante en la parte inferior de color negro. La otra, de color blanco y un estampado de Bart Simpson en la parte inferior izquierda.
-Voy a ser Charlie Brown!.- exclamó cuando la miraba por todos lados.
-Imposible, Charlie Brown no tenía pelo y tú si tienes. Y bastante.- Lo molesté- Pruébatelas!!-
-Ahora? Aquí?.-
-Es tu casa. Y tengo que saber si son de tu talla, de lo contrario las debo cambiarlas, por una talla más grande.- me hizo caso y se probó ambas poleras. Si bien es conocido por ser un hombre de poca vergüenza, le costó sacarse la camisa que llevaba puesta para probarse las poleras. Estuvo ruborizado todo el tiempo. Fue tan tierno. Cuando todo quedó solucionado, a eso de las dos de la tarde, por fin partimos de vuelta a mi Londres querido.
Llegaron a su casa, debían cambiarse la ropa, que estaba mojada a causa de salir sin paraguas a caminar. A pesar de que habían llegado en auto, en el momento de caer la lluvia, el auto estaba a una larga distancia. Un pequeño corte de luz intentó aguarles el día, pero eso no ocurrió. Siempre las cartas bajo la manga, en este caso, en el cajón más cercano de la vitrina que había en la entrada de la casa de Claudia. El clásico juego para cuando las comodidades de la vida moderna no sirven porque no hay luz.
-Hasta cuando se quedarán?.- Le preguntó Clau.
-No sé. Yo, por lo menos, me quedó hasta el 2 de Enero. Antes de esa fecha tengo que encontrar un estudio de calidad para grabar ahí, y cando encuentre uno y venga, serán unos seis o siete meses. Si es que no mas. Supongo que podrás aguantarme seis meses, no?.- Los pelos en la lengua de Gustaf no existían, definitivamente. Tampoco le molestaba decir las cosas de frente.
-Podre aguantarte seis meses, que no te quepa la menor duda sobre eso.-
-Y tampoco seré una molestia, verdad?.-
-No, Gustaf, no serás ni una molestia. De verdad me encantó tu idea de quedarte aquí en mi casa. Un poco de compañía a veces no es tan malo.- Decía segura. Como no si estaba encantada de tener a su nuevo amor en su casa.
Cata y Björn. En pocas palabras, un mundo aparte. Ellos si tenían luz, pero fueron a ver televisión ni esas cosas. Entre el equipaje que traía Björn había una guitarra. No perdió su tiempo y trató de componer algo. Estaba al lado de una ventana, con la lluvia cayendo al pasto del jardín. Para acompañar, amablemente Cata le llevó una taza de té. Era el momento perfecto para compartir una.
-gracias, me estaba haciendo falta una.-
-Te salió alguna cosa?.- Le preguntó
-Sí. Es solo la melodía, no se me ocurre letra aun. Quizás cuando encuentre alguna inspiración.- Cejas arriba. Eso fue una gran indirecta.
Entre indirectas se estaban entendiendo, aunque ya las cosas estaban bastante claras entre ellos: se gustaban y eso no lo podían negar.
Los otros que no podían negar nada, Clau y Gustaf, seguían con las cartas, mientras esperaban la luz. Las indirectas iban y venían, en ambas partes. Finalmente llegó la electricidad, con ella la entretención de la televisión y el calor proveniente de la calefacción, que funcionaba con electricidad. Las cartas se fueron de vuelta al cajón, según la guía de programación una buena película, perfecta para el día que había. Las cabritas de microondas no faltaron, el café tampoco. Todo lo necesario para pasar lo que de tarde quedaba.

sábado, 10 de abril de 2010

Cap. 31: ‘Somebody to Love’ P.2

-Claudia?. Claudia?. Claudia?. Claudia?.- Repitió su nombre unas siete veces, algo así como en The Big Bang Theory, serie favorita de ella, que él sabía.
-Qué? Sí, estoy despierta.- Despertó desorientada, abrazada a Gustaf.
-Si claro. Despierta.-
-Malo- Gustaf simplemente se rio
-Si te cuento algo serás feliz?.- Le preguntó él.
-No sé, depende de la noticia.-
-Quizás me venga a vivir aquí por un tiempo.-
-Aquí, a Inglaterra?.- Le preguntó.
-Sí. Aquí a Inglaterra, aquí a Londres.-
-Entonces si me hace feliz.- Lo abrazó.
-Aunque también pensaba aquí en tu casa.- Le dijo así como así. Claudia quedó petrificada con su pensamiento, pero también la hacía feliz que pensara eso. Lo abrazó.
-En serio harías eso? No te dirán nada?.- Decía, como preocupada por él.
-No, quien me diría algo?.- Le decía. Clau lo miró con cara de no entender nada.
-No sé, tu esposa? No estabas casado?.-
-Sí, lo estaba.- Recalcó el ‘estaba’.-Ya no.- Y otro mágico momento entre ellos. Básicamente besos, y más besos, y más besos. Quizás era repetitivo, pero era la mejor forma de expresar sin necesidad de dejar salir una palabra, todo eso que tenían escondido desde que se conocieron, aquel día en los estudios de NME. Fueron minutos muy largos, que eran aprovechados a concho por ambos.
Nosotros seguíamos en cama, era protegida por los brazos de Ricky, mientras yo jugaba con los botones de la parte de arriba de su pijama. Era muy parecido al que usaba mi padre.
-Ya nos vamos?.-Me preguntó
-Te quieres ir?.-
-Sí. Asique me voy a la ducha. No me demoro.- Se levantó y fue directo al baño. En el camino sacó una toalla de un cajón y tiró la ‘camisa’ de pijama por el pasillo. El orden a veces no era su fuerte.
-Así si es un agrado despertar de una siesta.-Le dijo Claudia a Gustaf.
-Eso no fue una siesta, tu no dormiste nada anoche.- Le respondió tiernamente.
-Bueno si, tienes razón en eso. Y ahora qué hacemos? Ya no tengo sueño.-
-Quiero salir a ver como es Londres. Pero no así como el otro día, ni tampoco desde un automóvil.-
-Pero claro. Vamos.- Se alistaron para salir un rato. Estaban bastante abrigados, el día estaba frio y poco a poco comenzaba a caer la nieve que habían anunciado en las noticias. Se veían felices caminando por las calles londinenses. Los paraguas no podían faltar, tampoco el café comprado directamente en un Starbucks del centro. La infaltable caminata a orillas del Thames. A eso se le agrega las manos tomadas, la toma de brazos, incluso un par de besos esquimales que salieron en momentos en que el aburrimiento, que fueron lapsos de dos minutos, aparecía.
-Me prestas tu teléfono?.- Le preguntó Björn.- Quiero llamar a este estudio de grabación, quizás podamos grabar aquí.-
-Claro ocúpalo. Pero dudo que contesten el teléfono.- Le dijo Cata. Björn no le entendió el por qué. Su cara lo delataba.- Es un día festivo, menso.-
-Cierto. Entonces qué podemos hacer, me estoy como aburriendo.-
-Salgamos!.- Dijo animada.
-Otra vez?.-
-Pero no a comprar. Vamos para enseñarte como es esta cuidad.- Le dijo. Ahora si le parecía una buena idea, y salieron.
Mientras tanto, a varios kilómetros de Londres yo esperaba el baño. Aun. Me mantenía entretenida viendo televisión, aunque no me ayudaba mucho. No tenía mi laptop cerca, tampoco quería ir a buscar, tenia frio. Pero de la nada apareció él, envuelto en una toalla. Se veía muy chistoso en esa forma. Digamos que no es del tipo esbelto, sino más bien es un poco rellenito, y con la toalla apretada en la cintura para que no callera era más evidente que su peso no era el ideal. Pero lo hacía ver tierno. Según yo, más lindo. No pude evitar reírme de él.
-Y tu por qué te ríes?.-
-Por ti. Engordaste!.-
-Sí, un poco. Y no es necesario que me lo digas, mi mamá me lo hace notar todo el tiempo.- Se dio vuelta en busca de ropa, asique me daba la espalda.
-Te dije que el abuso de bebidas alcohólicas podía causar eso, además de ayudar a que tu cara se ponga roja.-
-Ya lo sé, mamá.- Me respondió. Antes de que comenzara a ponerse ropa me fui directo a la ducha, se supone que deberíamos salir a penas yo terminara.
Los otros cuatro seguían caminando en distintas direcciones pero en el mismo lugar. Caminaban tomados de las manos, después cambiaban y se tomaban de un brazo. Cuando se detenían a contemplar alguna vitrina, un espectáculo callejero como los titiriteros, muy típico, se abrazaban. Aunque no todo terminó tan bien como querían. Londres es una ciudad con un clima extraño, pude amanecer con un radiante sol, pero de la nada se puede nublar y comenzar a llover. Claro que para ese tiempo no era tan raro, el invierno estaba en sus primeros días, y más que lluvia lo que caía del cielo era nieve. Lo habían anunciado en las noticias: este sería uno de los años más fríos, gracias al supuesto cambio climático, y sería el primero de varios.
Para guarecerse de la lluvia caminaron hasta una tienda. Habían entrado los cuatro al mismo lugar, asique obviamente se encontrarían en cualquier momento. Hasta que Gustaf se dio cuenta de que su amigo Björn estaba a unos pocos metros, con Catalina, viendo unas camisas.
-Mira, ahí está Björn, con tu amiga.- Le dijo señalándole el lugar.
-En serio? No los veo.- Claro, era obvio que no los veía, no contaba con la misma altura de él. Antes de que fueran a donde estaban, Gustaf llamó al celular de Björn
-Hola?.-
-Björn, en donde estas?.- Le preguntó.
-En Londres, con una amiga.-
-En serio? Y si es una amiga, por qué están tomados de la mano y muy juntitos viendo ropa?.- Björn estaba sorprendido. Cata no entendía lo que pasaba. Gustaf estaba escondido entre los anaqueles.
-Y tu como sabes?.- Lo buscaba por todos lados. Se daba vueltas en sí mismo.
-Yo solo sé. Tengo poderes místicos.- Bromeo.
-No, en serio. Dime donde estas!.-
-Aquí.- Le dijo. De la nada apareció atrás de Björn, y el pobre saltó de un susto.- Idiota!!!.- Le gritó. Los otros tres presentes morían de la risa.- No se rían!.-
-Ya ‘Oso’, no es para tanto. Que haces aquí?.- Le preguntó Gustaf.
-Vacaciones. Tú qué haces aquí?.- Le preguntó Björn
-Vacaciones, y busco un estudio para que grabemos eso que tenemos que grabar. También buscaba alojamiento, pero ya lo encontré.- Le dijo mirando y abrazando a Claudia, muy orgulloso.
-Yo también tengo donde quedarme para cuando estemos en plena grabación, verdad?.-
Siguieron conversando, entre ellos hablaban de trabajo, en plenas vacaciones. Ellas hablaban de ellos, mientras esperaban a que la intensidad de la lluvia bajara para ir a casa.

domingo, 4 de abril de 2010

Cap.30:’ ’Somebody to love’ P.1.2

Un par de estornudos despertaron a Nick, tal parecía que Caro estaba entrando en un estado gripal provocado por la estación del año, y gatillo gracias a quedarse dormida encima de una cama y sin estar tapada. Aunque no hacia tanto frio en esa habitación.
-Parece que te resfriaste.- Le dijo al verla, después de estirarse.
-No quiero caer enferma, no ahora. No hoy.- Dijo como triste.
-Pero no debe ser algo grave, no tienes cara de enferma. Debe ser algo pasajero. Busca algún analgésico y listo. Creo que yo tengo uno, lo buscaré.-
-Gracias.- Antes de buscar el analgésico en sus bolsos, tomó a caro en brazos y la metió dentro de la ropa de cama. La tapó y buscó en sus cosas algo para el resfrió.
-Siempre viajas con esas cosas?.-
-Sí. Ricky siempre se lesiona o le pasa algo, y como es descuidado y desordenado nunca tiene nada, asique entre todos lo cuidamos. Y ahora se unió alguien más. Mira, acá esta.- Le dijo mostrándole la caja. Fue a buscar una botella vacía que tenía en el mismo bolso, fue al baño para llenarla y se la dio.
-Que buen amigo eres.-Le recibió la pastilla y se la tomó.-Pero no entiendo, como es eso de que se unió alguien más?.-
-Tú amiga. La que usa el pelo corto y es bajita.-
-ah, sí. Tú crees que hay algo entre ellos?.-
-Claro. Pobre de ricitos de oro no paraba de hablarme de ella. Pero bueno, supongo que es hora de desayunar, verdad?.-
-No tengo apetito.-
-Pero tienes que comer porque estas resfriada.- La obligó a ponerse de pie. La llevó al primer piso para que comiera algo. Otro más que se las daba de padre protector.
Por fin habían salido de la fila. Tenían todo pagado y en las bolsas. Volvieron a casa para hacer tiempo antes de que llegara la noche y nos reuniéramos. Pero Björn tenía otra cosa en mente. Ya tenían la idea de grabar otro disco. Tenían canciones a medio escribir, otras con los acordes a medio definir, otras que no tenían ni pies ni cabeza, asique necesitaban un lugar para grabar. Y Suecia nuevamente ya no estaba en sus planes, a pesar de que hay unos excelentes estudios. Quizás su idea, más que de cambiar de estudio, era cambiar de aire, para buscar nuevos momentos de inspiración.
-Sabes de algún estudio para grabar acá en Londres?.- Le preguntó cuando estaban en el auto, a medio camino.
-Yo no. Pero ustedes no tienen uno en Suecia?.-
-Sí, hay varios, pero queremos cambiar de aire. Siempre los mismos lugares, las mismas personas. Queremos hacer algo distinto, y creo que encontré el lugar perfecto.-
-En serio?.-
-Sí. Si vengo por un tiempo acá no me sentiré tan solo.-
-Por qué? Porque estarás con tus amigos en un mismo lugar las 24 horas del día?.-
-No, es por alguien más.- Intentaba darle pistas de quien era. Eran muy obvias, pero no se daba cuenta. Se detuvieron por la luz roja. Ella lo miró como pidiendo la respuesta, le sonrió.-Es por ti, niña despistada.- Se acercaron, y el resto fue historia.
-Te das cuenta que me estás haciendo dormir de nuevo?.- Le dije a Rick.
-No. Y es eso acaso un problema?.- Me preguntó. Ahora, eso sí, tenía los ojos abiertos y estaba asi como encima de mí. Claro, yo estaba boca arriba, mirando el techo. Digamos que se interpuso en mi mirada al techo.- Por que eres tan complicada? Tan gruñona?-
-No soy complicada, creo. Si te acepto lo de gruñona.-
-Si lo eres. Hace 15 minutos estabas completamente histérica porque yo aun estaba dormido y no me había levantado y no habíamos salido de casa a tu casa. Debes calmarte. No me gustaría tener una novia tan así.- Me dijo sin rodeos
-Que quieres decir con eso de que ‘no te gustaría tener una novia tan así’?.- Me había puesto roja, y él también.
-Olvídalo, son locuras mías.- Un beso y se levantó. Por fin. Pero yo estaba confundida por lo que había dicho, y por el beso.
-Y eso? Exijo una explicación Ricky. Lo digo en serio.-
-Que sería mujer!.- Me sonrió. Lo miré feo.- Bueno, bueno. Es que.- se sentó al lado mío y me tomó una mano. Me la apretó fuerte. Hizo una pausa. Quería decir muchas cosas pero no podía.- Tú me gustas. Todo lo que te he dicho, lo que he hecho no lo hice porque quería molestarte.-
-Que yo qué? Ay Ricky, pero. No.- Dije nerviosa. Incluso me aparté un poco de su lado.
-No te corras. Lo digo de verdad. Y aunque no lo creas estoy un poco nervioso.-
-Bueno no me corro. Pero no entiendo.- Continuaba.
-No tienes que entender nada.- Después de ese ‘no tienes que entender nada’ me quedaron muy claras sus intenciones. No quería que fuese su amiga, su colega, quería que fuera algo más. Y se veía que era algo serio. Después de eso terminamos quedándonos más tiempo en casa de lo que tenia presupuestado. Estaba comenzado a olvidar la limpieza de la casa de mis papás para recibir a las chicas. Ahora sí que nadie me despega de este tipo.

sábado, 3 de abril de 2010

Cap. 30:’Somebody to love’ P.1

La cena de esta particular familia que somos nosotras estaba contemplada para comenzar a eso de las seis de la tarde. Aun tenía tiempo para dormir unos diez minutos antes de comenzar una guerra de almohadas para despertar a Ricky y no demorarnos tanto en llegar a Londres, a la casa de mis papás, que es lo bastante grande para nosotras y nuestros acompañantes. Tenía un amplio patio, con una piscina, que por esta época del año no se ocupaba, solo con fines ornamentales, mi mamá le ponía velas al agua. Claro que cuando estaba lloviendo, o nevando, no funcionaba. El lugar donde estaba la parrilla estaba cerrado, si se ponía a llover o la temperatura era muy baja podíamos estar perfectamente ahí. Incluso cenar y repartir regalos en ese sector.
-Oye, si no abres tu regalo en cinco minutos lo quemo.- Le dije al oído. No despertó.-Por favor Charles, despierta. Dijiste que me vas a acompañar.- Sacudones varios y no despertaba. Me estaba asustando, asique primero me aseguré de que respiraba. De sus narices salía aire, incluso roncó. También tenía pulso. Lo descubrí con la antigua técnica del dedo en la aorta del cuello, técnica enseñada por mi mamá. Estaba vivo, solo que profundamente dormido. No insistí y me fui por desayuno.
A la misma hora estaba Claudia en el aeropuerto, con la mejor cara detrás de sus Wayfarer, para disimular la cara de sueño que tenia. Estar despierta hasta las dos de la mañana trabajando en un evento navideño de NME, dormir un par de horas y esperar otro par a alguien en el aeropuerto era agotador. Luchaba para controlar los ojos, que se querían cerrar por la falta de sueño. Lo hizo, cuando se aseguró que aun le faltaban unos cuantos minutos al vuelo. Aunque no puedo dormir mucho pues su teléfono móvil sonó. Un nuevo mensaje de texto. Con este despertó y se levantó del asiento de un salto. Caminó hasta donde sale la gente que viene en vuelos internacionales. Esperó un momento hasta ver una cabeza rubia que sobresalía del resto, gracias a la altura. Le hizo señas con las manos e inmediatamente se encontraron. Un largo abrazo los unió en medio de la salida. Molestaban al resto de la gente que salía, a los que, al igual que ella pero que eran mas ‘respetuosos’, esperaban a sus familiares. Claro que poco les importó. Ni siquiera los empujones, los codazos, nada era más importante que ese abrazo.
-Por que te demoraste tanto?- Le preguntó Gustaf.
-Me dormí. Lo siento.-
-Si se nota, tienes ojeras como las mías.- La molestaba mientras se reía.
-Quizás me las pegaste.-
-Tienes un poquito de mi en tu cara.- Salieron de la pasada, caminaron al auto y fueron a casa de Clau para guardar las cosas y para que ella durmiera un rato.-Y por que la cara de sueño?-
-Anoche me acosté a las cuatro de la mañana, por trabajo y hoy desperté a las ocho para venir a buscarte.-
-O sea que no has dormido nada?.- Le preguntó preocupado.
-No. Dos horas no es nada. Y en la tarde tengo que ir a cenar con mis amigas.-
-En serio? No puedes no ir?.- Continúo con el comentario de padre preocupado.
-Tengo que ir, son mis amigas. Tú deberías ir conmigo.- Le sugirió.
-Yo? Pero no conozco a nadie.-
-Si las conoces, son las chicas con las que estaba cuando estábamos en Suecia.-
-Ah, sí. Ya las recuerdo. –Continuaron con la plática. Conversaban sin parar. Como si cuando se llamaban por teléfono no hablaban nada.
En casa de Catalina las cosas marchaban viento en popa. Se habían despertado casi al mismo tiempo, desayunaron juntos, incluso Björn, amablemente se ofreció para ayudar en los que aceres del hogar. Su primer aporte fue ordenar el lugar donde se había quedado dormido. Después de lavar la loza del desayuno, claro. Continúo con el aseo del comedor, que había quedado sucio después de la cena de anoche. Unos días antes le había pedido que comprar algunas cosas para la cena de esa noche, como yo no tenía el tiempo suficiente para salir a comprar, con gusto acepto. Pero lo había olvidado, y cuando vio la lista, que no era larga, se alarmó y se llevó a Björn de compras.
-Antes de salir, debes abrigarte.- Le dijo.
-No tengo frio.-
-Acá no hace frio, pero no sé si te diste cuenta que afuera está comenzando a llover agua nieve. Deben hacer unos 2° con suerte, y no quiero que pases tus vacaciones resfriado.- dio media vuelta, tomó la bufanda que le había regalado y se la puso al cuello. Le ordenó la chaqueta y le pasó los guantes. Ahora si podían salir.
Caminaban por el supermercado como una pareja de verdad. Ella le había tomado el brazo, pues el pobre era el que llevaba el carro. Simplemente la seguía. Como no sabía mucho sobre este tipo de compras, no quería opinar mucho.
Mi paciencia ya estaba llegando a su límite. Eran casi las 11 y yo debería estar camino a Londres para limpiar la casa. Pero no, aun estaba esperando a que Ricky despertara. Tenía incluso mi bolso listo, para que cuando el ‘bello durmiente’ despertara, se levantara, duchara, tomara desayuno, hiciera lo que tiene que hacer por la mañana antes de salir, partiéramos. Pero no. AUN está ahí, tirado en su cama dormido. Nada era capaz de despertarlo, ni siquiera su teléfono celular. Por lo que vi en el visor era su mamá. No contesté porque no me corresponde, pero era demasiado. Lo intenté por última vez. Me senté a su lado y le hablaba. Nada. Lo moví un poco y nada. Le dije que había algo muy rico en la cocina, cosa que era mentira, a menos, claro, que le gustara comer Hobnobs con café en la mañana. Nada pasaba. Mi último recurso era despertarlo de un grito, y lo logré.
-Por que tanto escándalo?- Me preguntó sin abrir los ojos. Me tiré arriba de él, tenía que despertarlo.
-Porque tienes que levantarte para irnos.- Al fin lo había conseguido. Estaba despierto. Sin ganas de levantarse, pero eso se podía arreglar.
Claudia y Gustaf habían llegado a casa. La cara de cansada de la pobre era tan evidente que no tenía ánimos de nada. Se tiró en el sofá y prendió su televisor. Dejó a Gustaf solo para que recorriera la casa.
-Donde dejo mis cosas?.- Le preguntó.
-Donde quieras, después podemos acondicionar algún lugar.-
-Que mal estas. Duerme un poco.- Le dijo. Dejó su equipaje atrás del sofá y se sentó junto a ella. La acurrucó a su lado, con uno de sus brazos la abrazó. Con la otra mano cambiaba la televisión en busca de algo bueno. En menos de cinco minutos ya estaba dormida.
-Eso es todo lo que necesitas?- Le preguntó Björn para cerciorarse de que nada se le fuera a olvidar.
-No, eso es todo, podemos ir a pagar.- Caminaron hasta una caja. Todas estaban llenas, asique tenían que hacer la fila y armarse de paciencia para salir. Cata no perdió el tiempo. Björn tampoco. Pasó el brazo que estaba al lado de ella y la abrazó. Así de la nada. Y para no ser menos, ella hizo exactamente lo mismo, pero como él es más alto, el brazo quedó afirmado de la cintura de Björn. Se miraron un buen rato. Para romper el hielo él le sonrió, las risas no faltaron.
-Eres siempre así cuando estas aburrido?.- Le preguntó cuando le arreglaba el pelo.
-No, eres tú.- No dijeron nada más. Siguieron abrazados a esperar su turno.
La televisión no era una buena compañía. No por la programación, si no que por el cansancio. Así sin más, puso su cabeza sobre la de Clau y se durmió también. Ahora eran ambos brazos que la rodeaban.
-Por favor, levántate.- Continúe rogando.
-No, tengo frio y sueño. Acompáñame.-levantó la cabeza para ver con que estaba vestida.-Estas en pijama aun.-
-No, nos vamos a atrasar.-
-Bueno, si no es por las buenas, será por las malas.- Aun no me explico cómo en tres segundos me tenia abrazada y debajo de la ropa de cama.-Y no nos atrasaremos. Lo juro.-

viernes, 2 de abril de 2010

Cap. 29:’Santa Claus is in Town’

Las cenas eran las más extrañas que se conocían, pero perfectas para los involucrados en ellas. Al final, lo importante no fue en si lo que estaban compartiendo, si no, quienes estaban comiendo. Un aire más ‘romántico’ se sentía en todas esas partes, incluso en los mensajes internacionales. A leguas se notaba que las cosas fluían entre nosotros. Era una linda atmosfera.
-En el refrigerador hay unas latas de Coca-cola.- me decía Rick cuando me servía el plato.
-En serio? Pensaba que me obligarías a beber alcohol.-
-No. Lo había pensado pero no, asique compre muchas latas para ti.-
-Que tierno, gracias!.- Le dije. En mi vida habían tenido un detalle para mí como ese. Siempre era la botella para compartir, no 36 latas para mi sola.-
Fue un gran detalle. Me estaba sorprendiendo cada minuto más este muchacho.
Grandes veladas ocurrían a esa hora en Londres y Leeds, obviamente que todas a su modo. Cuando ya no había nada comestible en los platos la hora de los regalos había llegado.
Los regalos no habían sido muy pensados, en realidad, eran más bien por cortesía, y cosas pequeñas, casi clichés: chocolates, poleras, gorros, guantes, nada muy especial. Y era obvio, no habíamos pasado tanto tiempo con ellos y no los conocíamos tanto. Fue una dificultad, pero que fue superada al instante. Quizás por cortesía de ellos, y era lo probable.
-Un regalo para mí?.- Preguntó Nick.- No es necesario.-
-Sí lo es. Me invitaste a ver el Cascanueces, solo conociéndome hace un par de meses. Perfectamente podría haber invitado a tu amiga de toda la vida, alguna pretendiente, no se. Y porque me sacaste de mi trabajo, me ayudaste a despejar mi mente por un instante. Es la forma que tengo de agradecer tanta cosa buena para con mi persona.-
-Bueno. Acepto el regalo, pero que no se repita, no debes sentirte obligada a darme obsequios solo por cumplir.- Decía. Ya tenía su paquete en las manos. Antes de abrirlo, dejó ese encima del escritorio, en el cuarto de Nick en el hotel, se dirigió a su bolso de mano y saco una cajita, envuelta en papel de regalo.- Yo también tengo algo para ti.-
-No, pero por qué? No era necesario.-
-Se que no lo era, pero ya me siento en deuda contigo. Y lo vas a aceptar porque yo acepté el tuyo.- Le dijo tiernamente cuando le entregaba el obsequio.- A la cuenta de tres los abrimos.-
-Bueno.- Aceptó el trato.
-Uno.- comenzó él con la cuenta.
-Dos.- Siguió ella.
-Tres!!-Dijeron al mismo tiempo. Y al mismo tiempo abrieron sus regalos.
Para Nick este año había una gorrita de color gris. Para Caro una caja de finos chocolates
-Una gorrita! Que linda. Muchas gracias.-
-Pruébatela!.- Le dijo. Inmediatamente puso la gorrita sobre su cabeza. Encajaba implacablemente. Se levantó y fue hacia el espejo del baño. No dejaba de mirarla, acomodaba su cabello para escoger la mejor posición. Al mismo tiempo, Caro abría su regalo. Era una caja de chocolates. Era tan linda, le daba cosa abrir la caja. Adentro había unos 35 bombones de distintos sabores, formas.
-No vas a comer uno?.- Le preguntó cuando volvió del baño.
-No, los guardaré para cuando me de hambre en la oficina. Así me acordaré de ti también. Te gustó mi regalo?.-
-Esta hermosa. La usaré desde mañana cuando me levante.- Le prometió.
Mientras tanto, en una de las casa en las afueras de Londres, Cata y Björn también terminaban de lavar cosas y estaban por comenzar a repartir sus regalos. Fue casi el mismo cambio de frases. Que ‘no era necesario’, que ‘para que’ y tantas otras frases repetidas.
-Por qué no abres tu regalo?.- Le preguntó Björn, cuando estaban en la cocina.
-Porque estoy guardando los platos, no quiero dejar tirado todo aquí.-
-Ah no, tú vas a abrir ese regalo.- Insistía
-Pero déjame guardar esto. Y tu tampoco has abierto el tuyo!.- Le reclamó.
-Si lo abrí. Te diré que me salvarán bastante de estos fríos el par de guantes y la bufanda que me regalaste. Muchas gracias.- Le dijo, con un abrazo de agradecimiento.
-Entonces te gustaron?.-
-Mucho. Muchas gracias. Ahora abre el tuyo. Ábrelo, ábrelo!!.- Decía con impaciencia. Incluso movía las manos, como apurándola.
El paquete era una caja, en la caja había una lámpara. Era hermosa, el cuerpo de la lámpara estaba envejecida, la base estaba envejecida, al igual que el brazo. Era de forma circular, no ancha. La tulipa era de color amarillo. Era muy fina, especial para su escritorio.
-Que linda, muchas gracias.-
-Recordé que tú trabajas en escritorios y cuando la vi pensé que era perfecta para ti.-
Siguieron halagos de un lado a otro. Eso ya era de lo más normal en ellos desde que chocaron accidentalmente en Estocolmo. Se sentaron en el living a conversar nuevamente. Su niñez, lo que querían ser cuando pequeños, los planes a futro. Todo era nuevo para ellos, a pesar de que tenían esa sensación de que se conocían de toda la vida.
-Oye, ya abriste tu regalo?.- Le pregunté.
-Sí, lo hice mentalmente cuando guardaba los platos.- Me molestó.-Obvio que no he abierto mi regalo. Pero sabes, no lo quiero abrir aun.-
-A no? Por qué?.- Le pregunté
-Lo abriré en la mañana, cuando me levante. Así como cuando era niño, asique puedes dejar mi regalo en el árbol. Yo también dejaré el tuyo.-
-Tienes uno para mí?- Le pregunté
-Sí, tengo uno para ti. Y no son latas de coca cola, ni botellas de esa gaseosa.- Me advirtió. Solo me reí de su comentario.-
-Oye, mañana nos vamos a Londres de nuevo.- Le dije.
-A si? Por qué?.- Me dijo apoyado en el dintel de la puerta, con los brazos cruzados. No me dejaría salir de la cocina.
-Porque mañana me reuniré con mis amigas y tú me acompañaras.- le dije.
-Y si no quiero ir?.- Me preguntó. Desafiantemente me acerqué a él. Estaba dispuesta a obligarlo
-Vas a acompañarme porque me vas a acompañar.-
-A si? Entonces te cobraré algo a cambio.-
-En serio? Y algo como qué?.- le pregunté. Mi sorpresa fue grande cuando nuevamente me robó un beso. Ya me estaba acostumbrando a esto, en estos días lo había hecho unas cuatro veces con esto. Pero yo ya no ‘puse resistencia’ y estuve de acuerdo con ese robo. Se sorprendió con mi reacción.-Entonces me vas a acompañar?.- Dije sin soltarlo. Lo tenía abrazado.
-Mañana nos juntaremos con las chicas.- Le dijo caro a Nick, cuando intentaban no caer dormidos después de hablar por más de una hora tirados en cama.
- Con tus amigas?-
-Sí, tienes que acompañarme.- Le dijo mirándolo a los ojos. Se miraron. Nick no estaba convencido del todo.- Vamos, por favor. Tú me invitaste a ver el cascanueces, ahora debes acompañarme a ir comer con mis amigas, por favor. No tienes anda que hacer mañana verdad?-
-Me invitas sin saber si puedo?.-
-Supuse que podías. Puedes?- Le preguntó nuevamente.
-Está bien, te acompaño.-
-Si te aburres te puedes venir.- Le dijo. Nick le sonrió. Continuaron con la charla, hasta que se quedaron dormidos de la nada. Tan de la nada no era, a las 2.15 de la madrugada, cualquiera tiene sueño y se duerme en un dos por tres.
Algo parecido pasaba en la casa de Catalina. Antes de ir a dormir, Björn y ella ordenaban el cuarto de huéspedes para que su invitado durmiera cómodamente.
-No pasaré frio?.- Le preguntó
-No. Pero si te da frio hay mas frazadas en ese cajón.- Dijo indicándole el cajón.- Mañana saldremos.-
-A si? Y a donde?- Le preguntó.
-Con mis amigas. Siempre nos juntamos a cenar y a repartir regalos. Ahora debes acompañarme.-
-Debo? Por qué?.- Le preguntó.
-Porque si. No puedo dejarte solo en esta casa. La pasaras bien, son gente decente. Ya las conoces.-
-Son las que conocí en Suecia? Una de ellas tiene una banda?.- Le preguntó. Estaba teniendo un recuerdo, un poco vago.
-Sí, ellas mismas. Di que si, por favor!!.-
-Bueno. Pero quiero dormir. Y tú también.- Beso en la frente y la hora de dormir había llegado. Un importante día llegaría. Un comienzo desde cero, si se le puede llamar así.