sábado, 20 de marzo de 2010

Cap. 28: ‘Santa Claus is coming to town’ parte 2

-No pensé que sería tan pronto.- Le dijo aun emocionada.
-Yo tampoco. Pero estaba solo. No sabía qué hacer, asique ayer me decidí y me vine.-
-Así nada mas?.-
-Sí. Así nada más. Hay algún panorama para hoy?.-
-No.- Dijo cabeza abajo.-Lo siento.-
-Y si salimos a buscar algo?- Le propuso.-Tú me llevas, claro. Yo no conozco nada de esta ciudad.-
-Por supuesto. Lleva algún abrigo para el frio. Y deja tus cosas por donde sea, mañana podemos ordenar, o cuando lleguemos.-
Salieron si rumbo aparente, todo porque fue un sorpresiva visita. Un milagro de noche buena. El centro de la cuidad era un buen panorama. Siempre había algo bueno para ver. Quizás los artistitas callejeros, los arboles gigantes adornados con miles de luces, o las orquestas que tocaban para reunir fondos para algunos orfanatos, o cosas de caridad. Tocaban villancicos, y allí se quedaron Björn y Catalina observando a los músicos. Ella se reía de la forma en que Björn seguía el ritmo con todo el cuerpo. Se movía de un lado a otro, movía las manos, un pie. Era entretenido para ambos. Cuando terminó tomaron rumbo en busca de algún otro lugar para pasar el tiempo. Siempre caminando, contemplando las pocas tiendas que a las siete de la tarde estaban abiertas.
Pero no eran los únicos. A esa misma hora, en medio de una función del clásico navideño ‘Cascanueces’. No podían hablar, pero las actitudes que tenían eran muy obvias de un par de personas que se estaban enamorando, o que ya lo estaban pero no se daban cuenta. Caro se había tomado del brazo de Nick. Al rato después, fue Nick quien ‘tomó la iniciativa’. No fue algo muy del otro mundo. Simplemente le tomó la mano que ella tenía en su brazo. Cada cierto tiempo se miraban de reojo, a veces cruzaban las miradas. Al final el ballet pasó a segundo plano, era lo menos importante.
La cena estaba a punto de estar lista. Pavo con una salsa extraña, pero que tenía un excelente aroma. Como fue un poco improvisado, el acompañamiento fue arroz con curry. No pegaba mucho, pero era lo que había comprado. Puse la mesa, mientras esperaba. También me senté a ver la televisión, mientras esperaba la comida. De sorpresa llegó Rick a sentarse a mi lado. Como de costumbre, por esos días, y algunos anteriores, me abrazó. Yo también me acomodé a su lado para ver. Cada vez me agradaba más esto de estar tanto tiempo junto a él.
La única que nos faltaba estaba en un concierto de Nochebuena organizado por NME con distintas bandas locales, estaba trabajando. Era la única sola. En uno de los intermedios entre bandas, recibió un mensaje de texto proveniente directamente desde Suecia. Estaba a puertas de un infarto al miocardio con lo que decía. No lo comentó con nadie. Debía ser profesional, el show continuaba y debía seguir tomando fotos para la revista. Si al comienzo de esa noche solo era feliz porque trabajaba en lo que amaba, ahora era dos, incluso tres veces más feliz.
Como toda cosa que empieza, debe terminar. La noche Londinense estaba cada vez mas helada, ya era cerca de las nueve de la noche. A esa hora Björn comenzó a sufrir los estragos que provoca el cansancio en la gente cuando viaja en avión. Las fuerzas G, sube y baja del avión, turbulencias, malas comidas y la incomodidad de estar sentado tanto tiempo estaban haciendo estragos.
-Tienes algo de comer en tu casa?.- Le preguntó.
-No. Pero si quieres pasamos a comprar algo aquí.-Señaló una tienda de comida rápida.
-Lo que sea. Pero tengo un problema.-
-Cual?.-
-No tengo dinero británico, no pude cambiar nada cuando llegué. En realidad, se me olvidó.- Dijo como apenado.
-Y eso es un problema? Por favor. Yo compraré, no te desesperes porque no tienen ‘dinero británico’.- Fueron a la única tienda abierta a esa hora. Pollo apanado con papas fritas. No era lo más navideño del mundo, pero era comida, lo que más imploraba Björn en ese momento. Con todo compraron se fueron a casa, a disfrutar con lo que quedaba de noche.
-Y? Te gustó?.- Le preguntó muy contento Nick a Caro cuando salían del teatro.
-Sí. Fue tan lindo. Gracias por invitarme.-
-No fue nada, no es necesario el agradecimiento. Y ahora qué? Cena?.- como que propuso.
-Podemos pedir algo en el hotel.- Dijo pensativa.
-Tú crees que dejaron algo?.-
-Sí. Eso espero.- Partieron al hotel en busca de comida.
Después de las salidas, a todos les había dado hambre.
Fueron las dos horas más largas de mi vida. Ya tenía hambre y estaba a punto de hacer una queja por escrito que dejaría pegada al refrigerador. Pero parece que habían notado mi cara de desesperación.
-Tienes hambre?.- Me dijo tan tierno.
-Sí. Le queda mucho?.-
-Según el recetario ambulante de mi madre, debería estar listo.- Se puso de pie y caminó hasta la cocina, yo lo seguí detrás. Tenía que cerciorarme yo misma que la carne estaba completamente cocinada, en un perfecto punto de cocción. Y lo estaba. Tomé dos platos y serví arroz. El pavo lo llevó Ricky a la mesa. Ahí esperaba ser trozado por un cuchillo tipo machete como de Indiana Jones. Se sirvieron los platos. Lo mismo hacían Catalina Y Björn en su casa. No era pavo, pero era comida. Y en lo mismo estaban Caro y Nick. Al mismo tiempo todos comiendo. Y al mismo tiempo Claudia mandaba mensajes de texto a Suecia. Algo pasaría en las próximas horas, solo había que ser paciente.

martes, 16 de marzo de 2010

Cap. 27.: ‘Santa Claus is Coming to Town’ Parte 1

-Y eso? Por qué fue?.- le pregunté. No asustada. Nunca supe que reacción había tenido después de eso
-No sé. Me nació de la nada.- Decía. Para cuando me decía esas cosas, sus ojos verdes me tenían atada. Ya no podía negar nada.- No vas a decir nada?-
-Tengo hambre.- Dije cambiando el tema.
-Ay, qué mujer.- Un beso en la frente y se levantó.
-Y tu dónde vas?.-
-A prender la calefacción y a hacer el desayuno. Toma.-Me lanzó el control de la TV.-Mira algo en la tele por mí.-
-No, en serio. Como lo haces para administrar dos hoteles?.- Le preguntó Nick.
-No sé. Creo que tengo un buen gerente en el otro hotel. Es tan bueno que solo me manda las cosas que debo firmar, solo las leo, firmo y listo. Soy afortunada. Qué hora tienes?.-
-Las 11.05.-
-Qué? Ay no, es muy tarde, aun tengo que ver unas facturas y hacer el encargo para las cenas de esta noche.- Se hiperventiló.
-Todavía no haces esos encargos?.- Le preguntó
-No. Bueno, sí. Es que debía esperar la confirmación de que llegarían a las tres. Me debían llamar a las 10 y yo aquí tomando desayuno. Ya llevo dos sándwiches y tres tazas de café. Que horroroso.-
-Pero fueron tres sándwiches. Y tú no usas celular?.- Le preguntó.
-Lo olvidé en mi casa. Y gracias por recordarme que comí más de la cuenta.- Dijo cruzándose de brazos.
-Era una broma. Entonces va lo de hoy en la noche?.- Preguntó para cerciorase de que aun estaba en pie la invitación.
-Lo del Cascanueces? Claro! Espero estar aquí puntualmente a las 5.30.-
-Pero te dije a las seis!.- Le exclamó
-Lo sé, pero antes de ir debo dejar todo en orden, para que no me molesten en plena función. No quiero que nada ande mal.-
-Que trabajólica.-
-Así es como he conseguido todo esto. Y tengo que mantenerlo de la misma forma que ahora.- Le dijo mostrándole con sus brazos estando de pie. Se retiró a su oficina a ordenar los últimos papeles, llamadas, banquetes. Todo quería dejarlo listo antes de las tres de la tarde, momento en el que se marcharía a su casa para tomar una buena ducha y vestirse lo mejor posible para la velada de esta noche.
Mientras esperaba el grito de que el desayuno estaría listo me dormí. Tenía sueño aun, después de que me despertara el sonido de mi celular, y lo que pasó después. Para cuando ya no escuchaba lo que la gente en la televisión decía, Ricky llegó con una bandeja. Tiernamente me despertó.
-Está listo. Un nutritivo desayuno de hot cakes, con un vaso de jugo embotellado de durazno y una taza de leche con chocolate. Todo a las doce del día.-
-Huele exquisito.- Me acomodé en la cama para recibir la bandeja.-Pero, puedes esperarme un momento? Tengo que ir al baño.-
-No fuiste cuando estaba en la cocina?.- Me preguntó con la bandeja en las manos. Aun.
-No. Pero no me demoro nada. Lo juro.- me levanté lo más rápido que pude, casi lo empujo. Solo debía lavarme las manos, mi cara y mis dientes. Abría tomado una ducha, pero no quería arruinarle el desayuno.- Ya, estoy lista.-
-Acuéstate entonces.-Me metí en la cama, me acomodé y colocó la bandeja frente a mí. Todo tenía tan buen olor. Si quería conquistarme de alguna forma no convencional, lo estaba logrando.
-y tú? Me vas a mirar cómo estoy comiendo?.- Le dije. Era porque me ponía nerviosa. Me miraba insistentemente.
-Ya tomé, tranquila.-
-Tan rápido?.-
-No fue rápido. Tú dormiste mucho rato, flojita.-Me decía, jugando con mis mejillas.- Entonces, hoy iremos a cenar con mis papás.-
-Con tus papás?.-
-Sí. No te gustó la idea?.- Me preguntó preocupado
-Es que pensé que, no se.- Me puso nerviosa su propuesta
-Pensabas que sería algo entre los dos? Uy, que pillina!!.- Nuevamente mis pobres mejillas sufrieron sus ataques de nervio y sus muestras de cariño.
-No. Bueno si. No se.- Cara roja mode: on.
-Te compliqué? Si es así, mejor me esperas aquí mientras voy a dejar los regalos y cuando vuelva comemos algo y no se.- Me propuso.
-Bueno. Saldré a comprar algo.-
-vas a cocinar tu? Segura?.- Me miró serio.
-No, pero puedo comprar las cosas para que tu cocines.- Me miró y dio la vuelta. Estaba muerto de la risa.
-Y que vas a hacer?.- habla por teléfono con Gustaf
-Cena familiar, lo típico: papá, mamá, hermanos, sus novias. Y quizás algunos amigos de la familia, no estoy seguro. Y tú?
-Lo mismo. Es tan aburrido, todos los años lo mismo. Me aburre.-
-Quizás sea la última fiesta navideña que sea tan aburrida para ti. Se paciente.- Le decía de forma tan tierna.- Lamento dejarte, pero debemos comenzar con nuestra rutina de preparación de cosas.-
-Tu cocinas?.- Le preguntó.
-Sí, yo preparo el pavo, el acompañamiento, salsas, ensaladas, las cosas que comemos antes de cenar. Incluso las galletas.-
-Suenas como un buen amo de casa.- Le dijo.
-Algo así. Algún día te invitaré a comer algo, no se.-
-Sería lindo.-
-Ahora si te dejo, o serian capaces de tirar mi teléfono por la ventana.-
Una larga despedida. Siempre eran largas sus despedidas. Eran muy entretenidos. Aun lo son.
A Cata se le venía una gran sorpresa. Una semana antes, Björn había coqueteado con la idea de que tenía ganas de visitarla, que estaba pensando en cómo ordenar su agenda para no tener tiempo de sobra para estar junto a ella. Cabe destacar que entre nosotras y esos muchachos las cosas eran bastante más que amistades. Eso de ‘el amor a primera vista’ era verdad, y dio resultados en un muy corto plazo. En fin, debía tomarlo como un milagro de navidad, Björn estaba en el aeropuerto Stansted de Londres. A las 12.30 de la tarde, esperando un taxi maleta en mano. Había conseguido la dirección de su casa llamando a la empresa donde trabaja, diciendo que necesitaba una reunión urgente con ella, necesitaba hablar sobre unos planos que le habían entregado y era la única que conocía que sabía de esas cosas. Obviamente era ‘trabajo’, lo que significaba mas ingreso para la compañía si es que se concretaba. Ilusos.
Cinco de la tarde y Caro ya estaba lista, en su oficina trabajando, mientras esperaba a que Nick la pasara a buscar para ir. La hora casi no avanzaba, Nick se estaba desesperando, necesita ir a buscarla.
-Puedo pasar?.- Dijo tocando la puerta de la oficina.
-Te dejaron pasar?-
-No había nadie.- Le dijo con los hombros encogidos.
-Que!!.- Se sorprendió.-Esta gente, cree que porque es una fecha especial puede retirarse temprano.-
-Oye, no, espera.- Le dijo. La abrazó, para evitar que saliera.- Deja de ser así.-
-Así como?.- Lo miró desafiante.
-Así, tan trabajólica y todo tan ordenado. Está bien que sea todo bien organizado, trabajar duro, y todo eso. Pero hoy es una fecha especial. Piensa que ellos tienen familia, hijos, sobrinos, esposas, esposo, novias, novios. Yo también amaría estar con mi familia o mis amigos, pero este trabajo a veces no nos deja. Déjalos a ellos. No llegará nadie.- La hacía entrar en razón. Increíblemente lo logró.
-Bueno, pero solo porque me lo dices tú, y de esta forma. En parte tienes razón. Nos vamos?.- Le preguntó, con su bolso en mano.
-Por supuesto señorita.- Le ofreció el brazo, obviamente que se agarró de él. Una velada mas estaba por comenzar.

En mi desesperación por no saber cocinar, tomé el teléfono y llamé a la única persona que sabía algo de comida. Estaba en pleno supermercado a las 16.30 de la tarde.
-Qué pasa?.- Me preguntó Clau. No tenía una buena voz.
-Te pasa algo?.- Le pregunté
-Sí, pero ya pasará. Donde estas, siento mucho ruido.-
-En un supermercado, necesito cosas para una cena navideña. Tu sabes mucho de esas cosas, ayúdame.- Le imploré
-Vas a cocinar? Estas consiente de que si haces eso vas a hacer nevar por una semana continuada, con una temperatura máxima de -30°?.- Bromeo.- No en serio. Vas a cocinar?
-No.-
-Y quien……-Se detuvo.- No me digas que……- Un grito de alegría provino del otro lado de la línea.
-Ya, si, mucho. Me vas a ayudar?.- Le insistí.
-Me siento tan feliz por ti!!.-
-Ayúdame!.- Le grité. Tenía que hacerla volver. También moría de la risa. Me dio un listado gigante con cosas para comprar, que incluía la cena, las cosas para comer antes, mientras se cocinaba el pavo, ensaladas y postre. Me ayudó bastante. Cuando llegué a casa no había nadie. Dejé las bolsas en la cocina y mi regalo para Rick en el árbol.
Cata estaba viendo televisión cuando sintió que fuera de su casa un vehículo sospechoso estaba estacionado. Se asomó por la ventana, no lograba distinguir bien quién era. No le dio importancia y se acomodó de nuevo. Ahora era el timbre de la casa. Cuando salió a ver quién era no lo podía creer.
-Te dije que me vendría de vacaciones, verdad? Pues, aquí me tienes.-Le dijo dejando la maleta y la bolsa que traía en el piso y extendiendo sus brazos.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Cap. 26: ‘The Christmas Eve’

Para esa fecha, no solo yo era la que tenía planes de última hora con sus ‘nuevos amigos’. Mientras que Claudia y Gustaf mantenían una cercana relación telefónica de una profunda más que amistad, pero en secreto casi, y Cata y Björn se mandaban indirectas muy directas vía correo electrónico y conversaciones con cargo por larga distancia, Carolina, la dueña del hotel Londinense también resolvió una cena navideña de último momento.
-Necesito hablar con el gerente de este lugar!.- Exigió Nick a la recepcionista.
-Señor, ya le dije, estamos hasta el tope.- Decía la recepcionista
-Pero yo reservé hace más de dos semanas. Porque era el único libre.- Seguía insistiendo. Los gritos llegaron a la oficina de ella que estaba detrás de la recepción. Cuando ya no aguantaba más se levantó de su asiento y fue a ver qué pasaba.
-Que sucede aquí, Angie?.- Le pregunto a la recepcionista, que se llamaba Angie.
-El señor insiste en que tiene reservado pero no me aparece nada.- Decía la recepcionista.
-A ver. Señor, puede decirme su nombre, por favor?.- Pidió amablemente.
-Nicholas Hodgson.- Carolina levantó de inmediato la vista para cerciorar de que era realmente el Nick Hodgson que había conocido hace tiempo en Paris.-
-Nick! Y tú qué haces aquí? Bueno, no me digas, te vienes a hospedar.- Se auto contestó la pregunta. Salió del mesón para abrazarlo. Era un reencuentro después de tanto tiempo.
-Carolina. Que gusto encontrarme contigo aquí!.- Le dijo
-El gusto es mío. Asique este es el hotel del que me habías hablado.- Dijo mirando el techo y la decoración de las murallas.
-Sí. Es pequeño pero acogedor.-
-Es lo más importante al fin y al cabo.-
-Oye. Disculpa por los problemas. Si tienes tu reservación activa, lo que sucede es que ella es nueva, y nuestros servidores no se han actualizado hoy. No sabemos por qué, y llamé toda la tarde al técnico, pero no vino.- Le contaba cuando caminaban hacia el ascensor.- Pero yo tenía una planilla escrita a mano, y si estas. Y también tenemos habitaciones disponibles.
-Gracias. Ya no sabía dónde ir. Generalmente hago más de una reservación, pero ahora olvidé hacer otra. Tenía muchas cosas en la cabeza.-
-Eso suele pasar. Botones, habitación 301.-Dijo indicándole al botones la puerta.
-Si señora.- Respondió en pobre con las maletas en la mano.
-Vas a hacer algo mañana en la noche?. Digo, por todo de esto de la navidad.-Preguntó, esperando un ‘no’ como respuesta.
-Trabajar hasta las tres, después no sé. No voy a cenar con mi familia porque se van a Liverpool, y no hay tiempo.-
-Que ocupada!.- Se rieron.-Bueno, bueno. Yo me voy a dormir. Tu también deberías irte, tienes cara de cansada.- Puso una mano en una mejilla.
-Nah. Si me da sueño ocupo una habitación desocupada y duermo ahí. Es la ventaja de ser la dueña.-
Terminada la conversación se retiraron. Ambos a dormir, a distintas partes, obvio.
Con mis otras dos amigas. Pues, cada una intentaba pasar una linda fiesta con sus familias. Era imposible pasar esta linda época del año con sus ‘suecos de la perdición’ como los habían bautizado.
-Eve. Eve!.-Escuchaba a lo lejos.
-Qué?.-
-Tengo frio.- Me decía con la voz tiritona. Podía escuchar como los dientes chocaban entre si.
-Y?.- Le dije dándome la vuelta para darle la espalda.
-Como que y?, Te dije que si me daba frio me metería a mi cama.- Dijo poniendo mucho énfasis en el ‘mi cama’.- Córrete.-
-No.-
-Como?. Me vas a obligar a usar métodos no muy ortodoxos para correrte de mi lado.-
-No es tu lado. Es mío ahora.- Le dije. Lo peor no era discutir a las siete de la mañana por el lado tibio de la cama, si no la mano congelada en mi espalda. Cortesía de Ricky. Mi grito despertó a los vecinos, supuse por un momento, aunque estaba acostumbrada a recibir cosas frías en mi espalda, todo el mundo siempre lo hacía. Pero esta vez fue completamente distinto, había -2° y yo tenía frio, como nunca antes.
-Está muy helada, verdad?.-Respondí con mi cabeza, que estaba a la mitad. Me había tapado completamente.- Me puedo acostar verdad?.-
-Bueno, pero no vuelvas a hacer eso.- Le advertí.- Y tampoco me voy a mover de aquí.-
Aceptó a regañadientes, pero no tenia salida, necesitaba estar más abrigado. Se pasó del frio piso y el inútil saco de dormir a la comodidad de una cama de dos plazas con varias brazadas y un cobre camas grueso. Nada mejor para evitar el frio y conservar el calor. Me di vuelta dándole la espalda, pero al parecer el frio era incontenible, y necesitaba calor rápido, el pobre tiritaba. Tampoco digamos que dormía muy abrigado. Una polera de manga corta y un pantalón delgado no era lo más abrigador para la época. Y fui una buena persona, tanto para él como para mí, pues, para que dejara de tiritar y entrara en calor lo abrace. Fue difícil, tomando en cuenta que soy una persona de baja estatura, frente a un tipo bastante más grande que yo, pero en ese momento no pensé en eso.
En la mañana del 24 de Diciembre, el Odyssey Hotel comenzaba con su rutina del desayuno. Todo cuidadosamente vigilado por la dueña. En realidad, ese hotel era casi atendido por la propia dueña. Pero amaba hacer eso. Incluso salía a ver a los huéspedes a las mesas para ver que todo estaba en orden. Claro que ese día muy especial no solo buscaba la conformidad de sus hospedados, esa mañana buscaba a uno en especial. Uno con el cual debía hablar casi de manera urgente. Lo encontró casi al final, con el diario en sus manos, aun sin su desayuno en la mesa.
-Te están atendiendo bien?.- Le preguntó.
-Ah! Carolina. Buenos días linda!.- Saludo, de pie. Como todo un caballero.
-Hola Nick. Todo bien? Veo que aun no te traen tu desayuno. Que ineficientes.-
-No, no. Calma. Lo pedí hace poco, lo deben estar preparando, yo puedo esperar.- La calmaba, y le hacía gestos con las manos, para que bajara las revoluciones. –Mejor acompáñame con el desayuno.-
-Bueno. Aunque ya tomé, pero comeré de nuevo, que más da.- Llamó a uno de los meseros y le pidió un café con un sándwich de queso fundido.
-Sabes, tengo una propuesta para ti esta noche.-
-A si?.- Le dijo colocando atención, pues estaba viendo todas las mesas y anotando cosas en una libreta.
-Si.-
-Soy todo oído. Sorpréndeme.-
-Hoy en la noche, en el Royal Opera House hay una versión nueva del Cascanueces y, por arte de magia.-Dijo sacando un par de tickets de su manga.- Tengo dos tickets. Y yo estoy solo aquí, y no voy a desperdiciar este. Qué me dices si vamos hoy en la noche.- La estaba invitando.
-En serio me estas invitando?.- Dijo emocionada.
-Si, en serio. Hoy a las siete.- Le estiró la mano para cerrar la transacción
-Bueno. Acepto tu invitación.- Le estrechó la mano.-Nos debemos juntar aquí, no creo que sepas donde queda mi casa.-
-Como quieras. Si es necesario que vaya por ti a tu casa puedo ir. Ahora si quieres que nos juntemos aquí, no tengo problema alguno. Es tu decisión.-
-Ay qué lindo eres. Mira, mejor vengo a buscarte aquí. Quizás te puedes perder en esta ciudad tan grande.- Lo convencía, porque Nick tenía cara de querer pasar por ella a su casa. Como en las películas.
-Bueno, si es más cómodo para ti, aquí te esperaré.-
Desayunaron juntos, charlando.
Cuando el reloj marcaba las once mi celular sonó. Había olvidado apagarlo. No quería contestar, básicamente por no querer soltar a Ricky, estaba cómoda. Tenía una mano entre el costado de Rick y la cama, y estaba tibia, la otra debajo de su brazo. Me moví para alcanzar el teléfono y contesté.
-Si?.- Yo y mi mejor voz de sueño.
-estabas dormida? Te desperté?.- Me preguntó Caro
-Sí, estaba dormida y me despertaste. Qué te pasa?.- Le pregunté
-Y tú qué haces dormida a estas horas?.-
-Viajé toda la noche.- Le comentaba, aun con voz de dormida y uno que otro bostezo.
-A donde viajaste?.- Me pregunto.
-A Leeds.-
-Leeds? Puedo imaginar entonces con quien estas.- Decía. Si sospechaba quien era, estaba en lo correcto.
-Que importa. Qué te pasa a ti?.- Le pregunte queriendo apurar la conversación.
-Es que Nick me invitó a salir esta noche. Me va a llevar a ver el Cascanueces, los dos solos!!.- Decía muy contenta.
-ay qué lindo. Eso era?.- Pregunté-
-Uy que pesada. Sí, eso era. Sigue durmiendo mejor. Buenos días, buenas noches o no se.- Me cortó la llamada. Y yo lancé mi teléfono al piso, no lo quería escuchar más hasta dentro de tres horas más. Me volví a acomodar, pero no fue lo mismo.
-Quien era?.-Me preguntó.
-Nadie, una amiga. Quería contarle algo importante a alguien.-
-Y no le dijiste que interrumpía?.- Me dijo aun con los ojos cerrados.
-No. Pero que podía estar interrumpiendo?.- Le pregunté. También le arreglaba el pelo que tenía en la cara.
-Nuestro sueño y esto.- Un beso proveniente de él. Caí en shock, pero me dejé llevar. Alguna vez en mi vida debía dejarme llevar. Sabía que no pasaría a mayores, Ricky tenía cara de ser un hombre responsable con sus actos. Por lo menos cuando estaba en perfecta condición etílica. Fueron el par de minutos más largos de mi vida. Y los mas lindos también. Mis propias sospechas se hacían realidad.

martes, 9 de marzo de 2010

Cap. 25: ‘Sleep’

Los pocos días que faltaban para la noche buena pasaron muy rápido. A duras penas alcancé a mandar los presentes a mis padres para que los repartieran. Antes de noche buena tenia una de las últimas presentaciones del año. Uno que estaba cerrando de forma redonda. Estaba sola. Esa noche mis amigas no me acompañaban, por obvias razones, no podían. Y por otras que no quise preguntar.
Como siempre hice mi trabajo de la mejor manera. Con toda la energía que siempre entrego en cada show. Me sorprendió ver a tantos fanáticos esa noche, que estaba muy helada. Cuando estábamos dentro tocando, a eso de las 9.30 de la noche la temperatura afuera era de -1°C. Cuando terminamos les advertí que se fueran a abrigados y directo a sus casa, nada de pasar a bares de mala muerte a beber algo. La risa y los aplausos no se hicieron esperar.
Cuando salíamos estaban los mismos fans de siempre. Esos que no les importa el frio, solo para tener una foto con uno. Yo amaba hacer eso. Incluso les ayudaba cuando no tenían a alguien que les tomara una foto con mis compañeros. Cuando todos se fueron me fui a mi auto, que estaba fuera. Necesitaba irme pronto, estaba comenzando a nevar y no tenia las cadenas para los neumáticos. Cuando estaba por encender el motor sonó mi teléfono móvil. Según la pantalla era Ricky llamando. Se le habría olvidado algo en mi casa y se acordó dos semanas después, pensaba yo.
-Si?.-Dije cuando contesté.
-Te falta darme un autógrafo. Traje mi vinilo especialmente para que lo firmaras y me dejaste esperando!!.- Me dijo casi gritando.
-Y donde estas? No te vi cuando salí.- Le pregunté al mismo tiempo que lo buscaba desde el auto.
-Aquí.- Decía.
-No te veo.-
-Aquí!!.- Dijo un poco desesperado.
-Que no te veo!.- Le reclamé.
-Eres ciega?.- Me dijo.
-Un poco. Bueno, no. En realidad no sé. Puedes decirme donde estas? Va a nevar en cualquier momento y no tengo cadenas.- Le decía casi en desesperación.
-Bueno. Abre la puerta izquierda. En realidad, sácale el pestillo.- Me decía
-Que estás loco? Quieres que alguien se suba y me rapte?.- Dije. Fue muy exagerado de mi parte.
-Que exagerada. Abre!!.- me gritó. Abrí la puerta.
-Listo. Contento?.- No hago más que decir la última palabra cuando la puerta se abrió.- Me cae un…..- Dije espantada del susto.
-Uy, y con esa boquita comes?,. Me molestó.
-Maldito idiota. Que me quieres matar de un paro cardio respiratorio antes de noche buena?? Ah? Es eso?.- Le grité. También le golpee un brazo muy fuerte. De hecho, creo que le dejé un moretón muy feo.
-Ouch, no. No quiero que te de eso antes de mañana. Es que como me dijiste que pasarías la navidad sola, te quería invitar a que la pasaras conmigo.-Dijo. Y se sobaba el brazo.-
-En serio?-
-Sí. Mira, vamos a tu casa, empacas algo y nos vamos a mi casa.-Dijo dejando una pausa. Y antes de que yo pudiera contestar me interrumpió.- En Leeds.-
-Leeds? Pero queda un poco lejos como para ir a esta hora. Es casi media noche.- Le dije mostrando mi reloj.
-Sí, pero nos podemos turnar. Tu manejas un rato, después yo.-
-Bueno. Vamos a buscar algo a mi casa y nos vamos.- Le dije. Nos fuimos una vez más a mi hogar. Esta vez nadie dormiría en él.
Un par de poleras, pantalones y todo lo necesario para tres días. Aunque sabía que no aguantaba más de un día fuera de mi casa estando en Inglaterra, y que me vendría en cuanto la celebración pasara. Pero, por si a alguien no le parecía correcto que me fuera antes, o por si insistían mucho, decidí llevar más por si acaso. No me tomó mucho tiempo empacar mis cosas. Media hora después de entrar en mi casa, ya estaba todo cerrado, y nosotros en dirección a Leeds, Yorkshire. Una de las ciudades más lindas de Inglaterra.
Cuando era una niña de cinco años solía vivir ahí. En una casa gigante en las afueras. Si mi memoria no falla, esa casa aun debe estar. Deshabitada, porque nunca más fuimos por ella, pero papá continuaba pagando las cuentas que llegan casa. Aun recuerdo como era ir al jardín de niños, pero no recuerdo como era. Creo que a lo mas fui al Hyde Park con mis padres a jugar por las tarde de fines de semana.
A mitad de camino, estacioné mi auto en la berma. Exigí un cambio de piloto. La exigencia física del concierto de esa noche me había dejado muy agotada. No dudó en quitarme el volante y cambiar de lugar. Feliz de la vida se fue manejando lo que quedaba de viaje, hasta llegar a su casa. Una muy linda. No era muy grande, lo suficiente para él solo. Y hasta le sobraba espacio dentro. Eran las cinco de la mañana cuando llegamos, inmediatamente desperté cuando sentí la puerta del piloto cerrarse. Rápidamente abrí la puerta, necesitaba bajarme y estirar las piernas. Me estiré entera, y pegué varios bostezos también.
-Que floja, mujer!!.- Me molestó. Lo que impidió que continuara estirándome, para quedar completamente relajada.
-Lo siento. Necesita estirarme.-
-Estabas cansada, tenías cara de sueño desde que te saludé.-Dijo. Tomó mis cosas y las llevó hasta dentro de la casa.-Puedes dormir en mi cama si quieres.-
-y tú?.- Le pregunté
-Contigo.-Dijo serio. Yo solo lo mire.-Era broma. Hay otra cama, pero no tiene sabanas ni frazadas, pero abriré un saco de dormir. Asique dormiré en mi habitación, pero en el suelo. No te molesta?-
-No.- Contesté.
Tendió un saco de dormir sobre todos los cojines y almohadas que encontró, además de muchas frazadas al lado de su cama, al lado del lugar en donde yo dormiría. Estábamos por quedarnos dormidos, cuando eran las seis de la mañana.
-Si me da frio puedo acostarme al otro lado?.- Preguntó. Mi respuesta fue un cojín en su cara.-Bueno, lo tomo con un no.- Me di vuelta para darle la verdadera respuesta.
-Está bien. Pero solo si de verdad tienes mucho frio y estas casi en hipotermia.- dije mirándolo.
-Que mala!! Pero bueno. Acepto esa condición.- Dicho eso el silencio se apoderó de la habitación.

domingo, 7 de marzo de 2010

Cap. 24:’He’s leaving home’

Pasaron varios antes de que mi inquilino se retirara. La última noche que pasaría en mi casa, decidió hacer algo “especial” para agradecer todos los días que lo había acogido. Yo no estaba, había salido a dar entrevistas a una radio local. Estaba trabajando. Cuando llegué estaba todo oscuro y en el ambiente había un olor agradable. Era olor a comida. De la nada apareció una pequeña luz. Una vela era encendida en la mesa de mi pequeño comedor.
-Y esto?.- Pregunté cuando dejaba mi bolso en el suelo y caminaba a ver qué es lo que se estaba montando en mi hogar. Sin mi autorización, claramente.
-Era una sorpresa. Pero llegaste antes.-Dijo Rick.
-Si quieres espero afuera y entro de nuevo.- Le sugerí. Él se rio.
-No, era una broma. Pero ve a lavarte las manos.- Decía indicándome el baño. Ya se sentía a gusto en mi casa.
-Pero, por qué?.- dije sin moverme. Claro que poco duré estancada al lado de la mesa.
-Porque vienes de la calle y tienes miles de micro bacterias que pueden dañar tu organismo, y porque vamos a comer. Asique anda.- Decía cuando me empujaba. Finalmente terminé cediendo, y fui a lavarme las manos, guardar mi chaqueta, mi bolso y cambiar mis zapatillas por pantuflas.
No estaba segura, pero en el aire había olor a lasaña. Y no estaba segura porque era el mismo olor que había cuando mi mamá preparaba esas cosas en casa, cuando era una niña. Me dijo que tomara asiento. Llegó con una budinera. Efectivamente era lasaña. Sirvió ambos platos, y destapó una botella de vino (que no estaba en mi casa antes).
-Y eso?.- Pregunté
-Vino.-Una respuesta obvia.
-En serio? No me había dado cuenta que era vino embotellado.-Dije, molestando.
-Que odiosa!.- Me decía cuando servía su copa. Y era porque desde que estaba en mi casa lo había molestado de la misma forma todo ese tiempo. Cuando se proponía a servir la mía, retiré la copa y fui por una lata de Coca-cola y un vaso. No estoy acostumbrada a todo lo que es alcohol, asique me auto controlé. No emitió ningún tipo de comentario. Salvo la morisqueta que puso, la que me hizo reír un poco, con eso dijo todo lo que debía decir. Brindó para agradecer que lo refugiara, y porque esta ‘amistad’ que se estaba estrechando cada minuto mas no se esfumara jamás. Fue una velada muy linda, llena de anécdotas, risas, comentarios desfavorables hacia algunos compañeros músicos, y muchas indirectas, no mías, claro.
Cuando miré el reloj, no podía creer que ya eran pasadas la una de la madrugada.
-Es muy tarde.-Dije.
-Cierto, no nos dimos cuenta de la hora.- Se levantó de su silla y caminó hasta donde estaba yo. Me extendió una mano.- Y será mejor que tú vayas a dormir.-
-Pero hay que lavar esto.- Dije cuando le tomaba la mano para levantarme
-oh no, yo lavo. Tu descansa.- Me llevó de la mano, muy caballerosamente hasta mi cuarto. Ahí me dejó. Asique sin más remedio me acosté. El sueño se me había espantado. Intenté dormir pero fue imposible, asique prendí mi televisor. VH1 era una buena opción para ver a esas horas de la madrugada. Me sorprendió ver un video de su banda a esas horas. Era tan chistoso verlo vestido así, después de verlo de gente normal y en traje de dormir tantos días. Le subí el volumen, solo para molestar. En eso llegó a mi cuarto a ver qué pasaba.
-No te dije que te quedaras dormida?.- Me dijo de brazos cruzados afirmado en el dintel de la puerta.
-Sí, pero ya no tengo sueño. Además metes mucho ruido lavando cosas. Y tú no eres mi papá para darme órdenes, y yo no tengo cinco.-Le dije.
-No, se que tienes mucho, mucho más que cinco, que no soy tu padre y que hice mucho ruido, pero eso no quita que no te duermas.- Decía mientras caminaba hasta mi cama.-Y que veas esos video. Duerme.-
-Oblígame.-dije.
-En serio quieres que te obligue? Bueno.- Se tiró arriba de mi cama, me quitó el control remoto y apagó la televisión.- Ahora sí que te vas a dormir.-
-Está bien, me dormiré.-Le dije acomodándome.- Buenas noches.-
-Buenas noches pequeña.- Respondió.
Esa noche fue extraña. Se quedó dormido encima de mi cama, destapado. Me di cuenta cuando me levanté al baño. Cuando volví le saqué las zapatillas y la corbata como pude. Con una manta pequeña le tapé los pies. Nuevamente me metí a mi cama y seguí durmiendo.
El despertar fue extraño. Ya me estaba gustando esto de vivir con alguien más. Fue una semana y media. A veces pienso que no necesitaba estar tanto tiempo conmigo, pero me gusta su compañía. Sus locuras, sus comentarios televisivos. Fue muy entretenido. Además ayudó a forjar nuestra amistad.
Desperté pero no me levanté. Cuando me di vuelta Ricky estaba metido debajo de la ropa de cama, aun dormido, con la ropa que tenía desde el día anterior. Quería ver la televisión, pero el control estaba al lado de él. En una arriesgada maniobra me pasé por arriba de él para alcanzar ese bendito invento. Cuando estaba por alcanzarlo él se movió. Caí encima de él. Nos reímos de esa situación un poco incomoda. Nos quedamos viendo televisión un rato, nos levantamos y desayunamos. Después de eso era la hora de la despedida.
-Gracias por todo Eve.- Decía cuando estábamos en el estacionamiento, cuando subía sus cosas a su auto.
-No fue nada. Cuídate y arregla tu departamento pronto.- Le decía.
-Cuídate mucho, nos vemos en algún concierto próximo!.-Exclamó con alegría.
-Por supuesto que nos vamos a ver en algún show. Deberías venir el que debo hacer antes de navidad.-Lo invité.
-Pero claro. Voy a venir exclusivamente para ver a ti y tu banda tocar.-Se animó.- Tu deberías ir a Leeds.-
-A tu casa?.- Pregunté.
-Sí. Te puedes ir a pasar el año nuevo con nosotros. O conmigo.- Sugirió.
-No es una mala idea. Te aviso.-Le dije y comenzamos con los abrazos de despedida. Se subió a su vehículo y partió con rumbo a su casa. No a la londinense claro. Yo me devolví para abrigarme un poco. Salí a dar una vuelta. Ya me estaba dando pena estar sola en mi casa, increíblemente.
Di vueltas por el centro. Compré un par de cosas más para regalo, y sin querer me topé con Claudia en una tienda de cosas de fotografías. Ella compraba unos lentes nuevos, yo simplemente quería una cámara nueva.
-Y tú?.- Me dijo ‘saludando’
-De compras.- respondí
-Y eso? Yo te hacía en tu casa, con tu inquilino.- Dijo codeándome. De inmediato notó mi cara de tristeza.-Que pasó?-
-Se fue en la mañana. Tenía cosas que hacer.- Le dije apenada.
-Y eso te da pena?. Mira, mejor terminamos acá y nos vamos a un café a conversar. A ti te hace falta hablar un poco.- dijo. Se estaba volviendo en mi terapeuta, y en esa época yo necesitaba uno.
-Entonces. Que es lo que te pasa?.- Me preguntó cuando estábamos sentadas en la cafetería más cercana. Bebiendo café, obviamente.
-Nada.-Dije mirando mi café. No creía en lo que decía.-Bueno, nada no. En realidad no sé.
-Es sobre ese chico.-Dijo. No respondí y continúe mirando el oscuro contenido de la taza, aun intacta.- Eso es un sí para mí. Pero por qué? A ti nunca te había pasado nada así. Que tiene de especial él?-
-No se.-Respondí, y di mi primer sorbo. Después de casi quince minutos.
-No sabes porque no quieres. Nosotras nos dimos cuenta. Él quiere algo contigo. Tu también, pero te da cosa. No entiendo. En tu vida normal, como una mujer normal que sale a comprar al supermercado y que puede ver repetidamente los mismos capítulos de Mr. Bean una y otra vez, tienes vergüenza de todo. Pero cuando eres la que está a cargo de la composición, de la guitarra, de la voz, de llevar el mando en una banda, no tienes vergüenza para saltar, cantar y dar autógrafos!.- argumentaba. En parte tenía mucha razón de eso.
-Mentira! Yo no quiero nada con él.- dije, un poco molestas. Pero poco, ni siquiera se notó.
-No quieres nada con él porque estoy yo. Pero se nota.-Objetó.
-Y si tiene novia?.-Pregunté
-Eso es irrelevante.- Respondió a mi duda.
-Como que no lo es?.- Comenté
-Si te cuento algo no le dirás a nadie?.- Me decía agazapada en la mesa.
-No. Claro que no.- Le respondí.
-Anoche hablé con Gustaf. Hablamos un buen rato. Bendito sea skype por existir y estar en fase beta-desvirtuó el tema un segundo.- Me contó que tenía ganas de divorciarse de su esposa. Aunque no lo tiene claro. Dice que la quiere pero no como antes. No entendí mucho.-
-Y eso que tiene que ver conmigo?.- Pregunté. Ya no estaba entendiendo nada de nada.
-Que Wilson y Norén van a seguir con sus novias, esposas o lo que sea, pero continuaran cortejándonos hasta que nosotras les demos el ‘si’. Por decirlo de alguna forma.- Intentó explicarme, pero seguía sin entender. Lo notó por mi cara.- Olvídalo, tu solo espera y veras que terminarán juntos.-
-Y tú? Vas a seguir esperando?.- Le pregunté.
-Sí. Aun soy joven, él también. Podemos tener una relación duradera, con hijos incluidos.- Decía orgullosa de su futuro proyectado.
-Con hijos?.- Dije sorprendida
-No puedo negarlo. Sé que tendré hijos algún día.-Su frase final antes de marcharnos de esa tiendita.
Sí, me había servido bastante hablar con alguien. Una excelente terapia.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Cap. 23: ‘Man’

Nunca llegó a su frente. Movió su cabeza de tal forma que su frente se volvió su boca, sus labios. Eso fue extraño. Pero nada de mal, lo debo confesar.
-Y eso?.-Le dije como ‘desentendida’
-Qué? Me sobrepasé?.- Rápidamente se sentó para preguntar eso.
-No sé. Lo pensaré esta noche y te contesto en la mañana.- Le dije y me fui a dormir.
No sabía si reírme, si llorar. Por qué había sido eso, ya ni siquiera me importaba. Eso sí, tenía la sensación de que estaba pasando muy rápido, y eso no me gustaba. Cuando estaba conciliando el sueño, sentí que abrieron la puerta de mi cuarto. Como estaba cansada, ni siquiera voltee para ver quién era, menos abrí los ojos. Después de todo, ya sabía quien estaba ahí. Se acercó a mi cama. Me arropó, puso una mano en mi cabeza y jugaba con las puntas de mi cabello corto.
-Aunque mañana me digas que no fue nada, sé que no debí haber hecho eso. Discúlpame. Pero, es que..-Se detuvo un momento.-No importa, ya hablaremos de eso más adelante. Y gracias por acogerme.- se despidió. Ahora si con un beso en la frente para mí y se fue a dormir al sofá.
Me desperté a la mañana siguiente. Hice mi rutina de todos los días: despertar, estirarme, mirar por la ventada, ir al baño y tomar desayuno. Quería despertar a mi gato, pero me di cuenta que no estaba en su cama. Cuando llegué al living estaba acurrucado al lado de mi inquilino, quien estaba viendo televisión, completamente cubierto por las brazadas y un poco pálido. Más de lo que es.
-Y a ti que te pasó?.- Le pregunte
-Tengo frio.-Respondió.-Y tu gato también tiene frio.-
-Pero, por que no encendiste la estufa?.- Le dije como retándolo.
-No quise molestar.- Decía. Simplemente lo miré. Me sonrió de vuelta. Prendí el calefactor y me senté a su lado en el sofá. Le quité la mitad de la frazada para taparme yo y el control remoto.
-Pon el ITV. Siempre dan buenas películas a esta hora.- Me recomendaba. Asique cambie de canal. Efectivamente estaban dando una buena película. No recuerdo cual, pero era buena.
Cuando estábamos a mitad de película me bajó el hambre. Él lo notó.
-Voy a preparar el desayuno. Algo en especial?.- Me preguntó.
-Waffles.-Mi desayuno favorito. Pero noté que ese plato no estaba dentro de su repertorio culinario.- No sabes preparar waffles, verdad?.-Movió su cabeza de forma negativa.- Tostadas con mantequilla estarán bien.-
Y eso fue lo que preparó. Mientras tostaba el pan yo fui por una ducha, aunque no me quité el pijama, me sentía en estado de rebeldía y me quedaría todo el día en ropa de dormir y pantuflas. Fue un buen desayuno. Incluso más sabroso que los que yo me preparo. Definitivamente la cocina no era lo mío.
El resto del día fue de lo más flojo. Solo vimos televisión tirados en el sofá, en pijama ambos. Solo nos levantábamos para ir al baño y a comer. Quizás era por el día, estaba nublado y muy frio, ideal, según yo, para hacer este tipo de cosas en casa. Claro que el pobre debía afrontar el frio de la calle. Debía ir a la BBC Radio1 para una entrevista. Claro que llegaría en la noche.
-Avísame a qué hora vas a llegar.- Le dije
-Para qué?.- Preguntó
-Para no cerrar la puerta y esperarte.- Respondí
-Esperarme? Olvídalo. Si se pone helado y te da frio te acuestas y te duermes. Pero te llamaré de todas formas.- Me dijo.
-Bueno, pero toma.- Dije pasándole las llaves del departamento.
-y estas para qué?.- Preguntó
-No quiero levantarme a abrir la puerta. Yo tengo otra copia, ve tranquilo.- Le dije. Se rio de eso, se despidió y se fue.
Cuando la tarde estaba entrando mis queridas amigas llegaron de visita relámpago e inesperada.
-Y ustedes que hacen acá?.- Les pregunté
-Estás sola?.-Me preguntó Caro.
-Si, por ahora.- Dije a su pregunta.
-Qué bueno que estás sola. Tú tienes que responder un par de preguntas.- Me decía Catalina
-A si? Y por qué?.- Pregunté, desafiante.
-Como es eso de que tienes un inquilino en tu casa?.-Comenzó Caro, como siempre.
-Que no puedo?.- Respondí
-No, claro que puedes, es tu casa. Es que hay algo especial en ese invitado tuyo.-Dijo Cata.-Según lo que me contaron.
-Ese invitado tuyo te gusta.- Dijo sin anestesia Clau. Fue una de las primaras en darse cuenta de eso.
-Que me gusta?.- Pregunté haciéndome la desentendida.
-No sé si te gusta, pero de que te atrae, te atrae.- Decía Cata.
-Cumple con todos los requisitos. Todo lo que siempre quisiste de un macho alfa esta aquí. Frente a ti.- siguió Caro.
-Dime que no te dan ganas de nada?.- Preguntó Clau.
-Si me dan ganas de muchas cosas. Pero no quiero hacer nada, es muy pronto. Tengo que conocerlo mas.-Dije.
-Pero no te puedes quedar de brazos cruzados. Haz algo!,.- Me alentó Cata
-Si claro, mira quien lo dice. Ella que tiene a si ‘enamorado fulminante’ en Suecia.- Molestó Caro.
-Pero para tu información, estoy avanzando bastante en ese aspecto.- Comentó
-A si? No te creo. Que hiciste ahora?.- Preguntó Clau.
-Lo invite a que viniera una semana de vacaciones conmigo.- Dijo orgullosa de su hazaña
-De verdad?.-Dije impresionada
-Sí. Si quieres algo, hay que buscarlo. Tú también deberías hacer eso. Aprovecha ahora que lo tienes cerca.- Insistía.
-No sé, lo voy a pensar.- Dije.
-No lo pienses tanto, solo hazlo y punto. Te resultara.- Decía con seguridad Caro.- Y no te preocupes que no terminara como terminó tu último noviazgo.-
-Por qué para ustedes es todo más fácil.- Se lamentaba Claudia.
-Como más fácil?. Explícate.- Sugirió Catalina
-No se vale. Ellos están libres. Gustaf está casado. No puedo hacer nada.- Se lamentaba.
-Pero no te pongas así.- Le dijimos en un abrazo grupal.
-Sabes algo, a él también le gustaste.- Le dijo Cata.
-Tú crees?.- Preguntó Clau.
-Tú solo debes dejar que las cosas pasen. Ya verás que tendrá un final feliz. Igual que Cata y Eve.- Decía Caro.
-Y tú? Tu también tuviste un contacto del tercer tipo!.- Dije.
-Yo? No, por favor. – Dijo intentando en vano evadir cualquier tipo de pregunta.
-Claro, como olvidar. Tú y el amigo del chico rubio este, nunca recuerdo su nombre.- Decía Cata
-Ricky.- Respondí.
-Uy, si se sabe el nombre de memoria. Linda. -Me molestó.- Bueno, tú y el amigo de Ricky se aislaron cuando estábamos en el barquito recorriendo el Sena. No los vimos hasta que terminó el paseo.-
-Sí, verdad. Y cuando bajaron venias tomada de su brazo.- recordó Clau.
Claro que no pudimos terminar de sacarle más información. La cerradura de la puerta estaba sonando. Era mi inquilino que había llegado a casa. Se quedó parado en la puerta, observando cómo nosotras estábamos conversando. Las muchachas se dieron vuelta para ver quién era. Se preguntaron entre ella que como tenia llaves. Quizás me preguntarían eso más adelante.
-Interrumpí algo?.- Preguntó Ricky complicado y con su cara completamente roja.
-No, tranquilo, nosotros ya nos vamos.- Dijo Caro.- Verdad niñas?-
-Sí, sí. Ya es muy tarde. Nos vemos otro día.- Se despidieron y se fueron. Antes de que se pudieran ir, Ricky tenía un pequeño mensaje que entregar.
-Oye, tú.- Dijo dirigiéndose a Caro.- Nick pidió que lo llamaras. En realidad me dijo que si algún día te veía te pasara esto.- Dijo entregándole un papel que tenía guardado en su billetera.-
-Oh, gracias.- Dijo con vergüenza, su cara estaba roja también.- Adiós!.-
Cerraron la puerta y me puse a reír. Antes de que Rick pudiera decirme algo, le pedí que me explicara eso del papel para Caro. Según él, me diría mañana, porque daba para largo.

martes, 2 de marzo de 2010

Cap. 22: ‘We Sleep In The Ocean’

-Ay, es él.-Dijo impresionada.-Que hago?.-
-Contesta, Que mas puedes hacer?.- Le dije. Era una respuesta tan obvia.
-Bueno, ya. Aquí voy.-Dijo y contestó la llamada.- Si?
-Claudia!.- Saludó él.
-Gustaf, como estas!!.-Preguntó
-Bien. Oye, necesitaba hacerte una pregunta.- dijo tímidamente. Extraño eso fue.
-Qué pasa?.- Dijo él
-Este, bueno, cuando vendrás de nuevo?.- Le preguntó así, sin rodeos.
-Ah!.- Rio nerviosamente desde Suecia.- No lo sé. Quizás en un mes y medio más. No lo tenemos claro, está en nuestra agenda pero no es nada seguro por ahora. Puede que a fines de febrero demos vueltas por Londres. Por qué?-
-Es que.-Se quedó en silencio.- Nada, solo era para saber.-
-Segura? Tienes voz de querer decirme algo mas.- Sospechó él.
-No, tranquilo, era solo eso.- Mintió.
No se alejó de mí. De hecho escuché casi todo lo que ella le decía a él. Y fue casi todo, porque cuando no le estaba prestando atención a lo que decía, yo me escapa a pensar en que es lo que estaba haciendo. Si eso tenía algún nombre. Respuesta que jamás llegó a mi mente. Largo fueron los minutos en los cuales ella hablaba por teléfono. Yo ya estaba aburrida sentada frente a mi televisor viendo no se qué canal. Pero también sonó mi teléfono móvil.
-Hola. Eve, estas ocupada?.- Era Rick al otro lado de la línea, con un poco de desesperación en su voz.
-Por ahora no. Por qué? Estas bien? Te siento…. Exaltado.- Le decía.
-Es que, puedes venir a buscarme? Eres la única persona que conozco en esta ciudad y necesito tu ayuda urgente.- Ahora ya era con voz de desesperación, sin duda algo grave estaba pasando.
-A buscarte? Cómo? Donde? Para qué?.- Pregunté. Y estaba poniéndome nerviosa.
-Si, por favor, el edificio donde vivo esta en llamas.-Dijo desesperado.
-Como!.Le grité. Claudia se asusto.
-Ay Gus, debo colgar, te llamo otro día.-Le decía.
-Pero por qué?.- Le preguntó él.
-Una pequeña emergencia. Te quiero. Cuídate.- Le cortó. Se fue inmediatamente a sentar al lado mío, y puso su oído al lado de mi teléfono, para saber qué pasaba.
-No sé, tomé algunas cosas antes de que evacuaran todo. Ayúdame!!.-Me rogaba el pobre Ricky.
-Está bien, dame la dirección.- Le dije. Rápidamente corrí hasta el refrigerador, donde había un lápiz y un papel. Anoté la dirección. Corté y me moví inmediatamente a buscar las llaves de mi auto y mi chaqueta.
-Eve, que pasa? Dime algo mujer!.- Me reclamó Clau.
-Ven, acompáñame, vamos!.-Le decía mientras la sacaba de dentro de mi casa y cerraba la puerta.
-Pero a donde vamos?.- Me preguntaba, ya un poco desesperada.
-A casa de Ricky.- Le dije
-Y es necesario que yo vaya? Digo, puedo sobrar un poco, no?.- me decía cuando bajábamos hasta el subterráneo, donde estaba mi auto, en el ascensor.
-Sí, tienes que ayudarme a encontrarlo.-Dije
-como?.-
-El edificio londinense donde está ahora sufrió un pequeño percance, y los hicieron abandonar su hogar. Me pidió si podía ir a buscarlo.-Le explicaba
-Y se quedará en tu departamento?.- Me preguntó, pero claro que era una pregunta con dos sentidos.
-Supongo.- Le dije. Y me miro con ese tipo de miradas bien raras, como diciendo que algo pasaría.-No me pongas esa cara. Lo hago por un amigo.-
-Sí, claro. Un amigo.-Me molestaba.
Llegamos lo más rápido que pudimos. Lo llamé para ubicarlo. Apareció en pijama, con una chaqueta puesta, una maleta y un bolso. Fue una imagen muy graciosa. No pude evitar reírme de cómo se veía.
-Yo pensé que estarías con el pelo quemado!.-Le dije molestándolo
-No, nos evacuaron antes. Pero no voy a subir hasta nuevo aviso.- Me decía.- Gracias por venir!!.-Me abrazó.
-Tranquilo, no pasó nada.-Le dije a forma de consuelo.- Oye, ella es Claudia, mi amiga fotógrafa, la recuerdas?.-Le dije
-Sí. Hola.-La saludo con un abrazo también.-Gracias por venir.-
-Calma grandulón, solo vengo a acompañar a mi amiga. Estas bien?.-Preguntó
-Sí, estoy bien, gracias.- Respondió.
-Bueno, vamos. Pasamos a dejarla a su casa y después vamos a casa.- Dije. Ambos estuvieron de acuerdo. Asique subimos y fuimos a dejar a Claudia a su casa. Después de dejarla, sana y salva, nos fuimos a mi casa. A mitad de camino recibí un mensaje de texto, era de Claudia. “Parecen un matrimonio. Aprovecha!” decía el contenido de este. Me dio mucha gracia el ‘parecen un matrimonio’, mas no el ‘aprovecha’.
En su casa, Clau debía hacer un pequeño llamado.
-Cata!.-Dijo cuando le contestó.
-Qué? Sabes la hora que es? Hay gente que quiere dormir, no como tú!.-Le reclamó.-Que te pasó ahora? Si es por lo de Gustaf, te entiendo, también tengo ganas de hablar con Björn, pero no por eso despierto a la gente a estas horas!.-
-Nuestra pequeña Eve pasó.-Dijo como orgullosa.
-Como? Que se murió?.- Preguntó alarmada.
-No, ridícula. Te acuerdas del tipo con el que andaba en Paris?.- Le preguntó
-Sí, que tiene?.- prosiguió con las preguntas, aun no entendía mucho.
-Lo acaba de ir a buscar porque algo sucedió en su casa y él le pidió alojamiento en su casa!!.- Dijo.
-No! Ay qué lindo!! Después de esto no será la misma Eve que nosotras conocemos. Qué alegría.- Decía tan feliz Catalina. Así ellas siguieron hablando, armando un futuro para nosotros dos. Estaban impactadas después de verme así con un hombre. Todo porque mi última relación amorosa había sido hace más de seis años. Ya estaban perdiendo la esperanza de que yo tuviera novio.
Nosotros ya estábamos en mi casa. Todavía estaba riendo de cómo se veía así en pijama. Era encantador.
-Deja tus cosas por cualquier lado, mañana ordenas si quieres.- Le dije para que se no se sintiera una molestia.
-Mil disculpas si interrumpí algo importante, es que no sabía a quién recurrir.- Decía con las manos juntas, pidiendo perdón frente a mi.- Mañana me iré a mi casa en Leeds, asique solo te molestaré esta noche.-
-En serio? Solo esta noche?.-Le pregunté.
-Sí. Aunque tendré que ir y volver todos los días.-Se lamentaba.-Por que la pregunta?.- Dijo mirándome con los brazos cruzados y una ceja arriba.
-No, por nada. Pensaba que te quedarías por toda la semana, o hasta que secaran tu departamento.- Le dije al mismo tiempo que me sentaba en el sofá. Él me siguió al sofá y se sentó a mi lado.- Deberías quedarte.-
-Pero te molestaría!.- me decía.
-Vivo sola, no me molestarías.- Le dije tomándole una mano, y puse la otra en uno de sus hombros.
-segura?.- Me preguntó
-Segura. No sé si estás dispuesto a dormir en un sofá toda la semana. Quizás mañana vaya por algún sofá cama o un catre de campaña.- Le decía.
-No es necesario. No sería la primera vez que duerma en un sofá. Voy a estar bien.- Decía. Y recibí el abrazo más fuerte que jamás haya recibido en mi vida. También el beso en la mejilla más tierno y doloroso al mismo tiempo. Fue tan fuerte que dejó mi mejilla derecha roja.
-Ouch!.- Me quejé.
-Lo siento. Fue muy fuerte?.- Me preguntó mientras miraba mi cara.
-No, tu barba me irritó.- Le dije
-Mañana me afeitaré, lo juro.- Decía y se pasaba una mano sobre la barba, así como para visualizar lo crecida que estaba.
-No, déjala, te ves lindo así.- Dije, lanzando el primer indicio de que lo encontraba atractivo. Si, yo estaba perdiendo un poco la vergüenza, él me inspiraba seguridad y confianza, igual que mi seguro de vida.
Después de ese lapso un poco romántico, insistí en que era hora de dormir. Asique lo obligué a que se lavara los dientes nuevamente, le pasé unas frazadas y unas almohadas. Lo dejé en el living para que se pusiera cómodo. Pero parece que este hombre no madura, o descubrió que si pasatiempo favorito es molestarme.
-Y no me vas a arropar? Ni un beso de las buenas noches?.- Dijo como un niño de cinco años.
-Cielos, por qué yo, dios mío.-Dije en voz baja cuando caminaba de vuelta al sofá.- Esta bien. Buenas noches Charles, duerme bien.- Le dije. Lo arropé y me dispuse a darle un beso en la frente. Uno que jamás llegó a ese lugar.

lunes, 1 de marzo de 2010

Cap. 21: ‘Hard To Explain’

Ya estábamos en casa. Ya comenzaba Diciembre. Lo que significaba el comienzo del invierno, de las compras navideñas, de organizar las cenas familiares, o grupales. Todo lo malo que esta fecha podía tener. Claro que seria, para mí, otra cena de navidad a solas, toda mi familia inglesa viajaría a ver a mis abuelos, los señores rusos. Todo porque yo tenía trabajo el día antes de navidad. Imposible viajar. Pero de igual manera debía salir a comprar cosas para regalar a todo mi círculo cercano: mis amigas, mis amigos y compañeros de banda, a mi familia.
Como tenía unos días libres decidí comenzar con algunas compras. Lo primero es lo primero, debía comprar mi árbol, adornos, luces, todo eso que se necesita para adornar las casas.
En verdad no me gustaba mucho esto de la navidad, pero para no ser un grinch, adornaba mi casa y armaba arboles. A veces mis padres y mi hermana con sus hijos venían, asique debía decorar mi espacio. Y también me gustaba perder el tiempo en esas cosas, sobre todo ahora que habíamos parado hasta el día antes de noche buena. Me tardé un día y medio en adornar todo. Debía también hacer las compras navideñas. Asique una tarde, que no estaba tan fría, salí en busca de ‘los regalos prometidos’. Más que nada eran juegos y juguetes para mis sobrinos, y los hijos de mis primos, todos lo que viajarían a San Petersburgo y los que viven allá.
Si bien las tiendas no estaban llenas, por ser comienzo de mes, el número de personas en una juguetería era bastante mayor al que hay el resto del año. Pregunté por unas autopistas de juguete, juegos de salón, camiones y autos de juguete, algunas muñecas y una muda de ropa para ellas, para que matar el tiempo cambiándoles la ropa. De repente sentí una voz que hablaba con un vendedor. Yo la conocía.
-No, no era ese. Como es posible que no lo tengan? Que pretende que haga este mes?.-Decía la voz. No aparecer de la nada, necesitaba una confirmación primero. Decidí comprobar mis sospechas. Me asomé escondida detrás de un anaquel, y estaba en lo correcto. Cabello rubio, no muy alto. Ricky reclamándole a un vendedor por unos juegos. Debía mantenerme en silencio, pero no podía evitar reírme de la situación. Gracias al cielo fui interrumpida por el vendedor que me atendía a mí, o de lo contraria me habría muerto de la risa y me habría escuchado. Pero a la gente, o al destino, le gusta jugar conmigo, y mientras yo pagaba y esperaba que las cosas fueran metidas en bolsas, llegó él a hacer exactamente lo mismo que yo.
-Sí, me llevo estos. Y no vendré a comprar nunca más aquí, están advertidos.- Dijo, todavía reclamando.
-Que sensible.-Dije, con mi voz un poco más alta de lo que debería ser.
-Perdón?.- dijo dando la vuelta para mirarme.
-Ya, no es necesario advertirle a esta gente que no compraras más aquí. Es una exageración.- Le dije entre risas. Cada vez me parecía una persona más agradable.
-Y a ti que te importa?.- Dijo. Se estaba enojando. Asique para evitar que se enojara más me di la vuelta. Su cara cambio de inmediato.-Eres tú. La pequeña comilona de croissants y que dibuja fachadas Parisinas!.-
-Sí. Y tú eres el bebedor de cervezas que siempre me asusta y rescató mi Palm.- Le respondí. No pudo evitar reír de mi cometario. Yo me uní a su risa. Los vendedores nos miraron, y nos dijeron al mismo tiempo que debíamos pagar nuestra compra. Cuando terminamos salimos de la tienda.
-Y que haces aquí? No eres de Londres, según lo que me dijiste.-Le pregunté
-Tengo un hogar aquí también. Y estaba haciendo compras navideñas, aunque son para mi, mi hermano me regaló una consola de video juegos pero no traía ningún juego, asique salí por uno.-Me respondió, a la mitad.
-No fue lo que te pregunté.- Le dije.
-Que intrusa. Pero bueno, estoy por cosas de la banda. Reuniones aquí y allá. Y si viajo de Leeds a aquí, me demoro mucho y gasto dinero innecesariamente.- Dijo aclarando mi duda.
-Ah, qué bueno.- Dije, mientras caminábamos por la calle.
-Y tú? Cosas para tus hijos?.- Me dijo molestando
-No! Yo no tengo hijos, ni siquiera tengo novio.- Le dije
-El que no tengas novio, no quiere decir que no tengas hijos.- Molestaba. Tal parece que le gusta hacer eso conmigo.- Pero bueno, no son para tus hijos, para quienes son?.-
-Para mis sobrinos. Aunque no podré ir con ellos para pasar las fiestas, me tendré que quedar aquí, sola.- Le decía con cara de tristeza.
-En serio estarás sola? Por qué?- Me preguntó.
-Porque toda mi familia viaja a donde viven mis abuelos, que son rusos. Pero yo no puedo, la noche antes de noche buena tenemos una presentación pequeña.- Expliqué
-Y por eso no viajas?-Me preguntó, de nuevo.
-Sí. Serán las primeras fiestas de fin de año en las cuales estaré sola.- Continúe con mi lamentación.
-Pobrecita. Y tus amigas?.-Preguntó.
-Ellas lo pasarán con su familia. Ya te dije, estaré sola.-Continuaba.
-Qué pena.- A penas dije eso me abrazó. Como soy baja, mi cabeza quedó bajo su mentón, con una mano rascaba mi nuca de una forma suave y amorosa. Obviamente me aproveché del pánico y lo abrasé, casi tan fuerte como él a mí. Fueron un par de minutos. Toda una eternidad. Pero una que me agradó, y que habría dejado que pasara sin ningún problema. Ese fue el primer signo de que algo con este señor seria en serio. Seguimos así unos segundos más, hasta que levantó el brazo izquierdo para ver la hora y abrió la boca para hablar.
-Es tarde.- Dijo separándome de él un poco. Bajó su mirada para cruzarla con la mía, claro, yo subí la mía.
-En serio?.-Pregunté
-Sí, van a ser las cinco, y se va a obscurecer pronto.-Me decía mostrándome su reloj.-Y no quiero perderme CSI.-
-Solo te quieres ir por ver esa serie?.- Reclamé
-Sí, y porque esta helado y porque se está obscureciendo y no quiero que andes sola por la calle.- Decía cual padre a su hija.
-No soy una niña pequeña. Tengo tu misma edad.-Protesté.
-Lo sé, pero de todas formas te vas a ir a tu casa. Donde tienes tu auto?.- Me preguntó
-No lo uso. Prefiero utilizar el subterráneo, una estación esta frente a mi casa.-Le explicaba.
-Entonces te voy a dejar a una.- dijo ofreciéndome su brazo. Acepté.
Me llevó hasta la estación más cercana. Se despidió de mí, y se fue a su auto. Yo me fui a mi casa, a envolver los regalos y pensar en lo que estaba haciendo. Definitivamente estaba haciendo lo correcto. O eso quería pensar. Mi transe fue interrumpido por el timbre de mi casa. Era Claudia, necesitaba hablar con alguien.
-Que te pasa?.- Le pregunté.
-Puedes creer que extraño a alguien que conocí hace dos semanas?.- Me preguntaba.
-Si.-Le respondí. Por su cara noté que no era la respuesta que esperaba de mi.- Que?-
-Hay algo que no me has contado?.-Me dijo. Ya había sospecha algo, debía confirmarlo. No respondía nada y bajé la mirada.-Si, tu no me has contado todo. Debes confirmar mis sospechas.-
-sospechas de que?- dije como no sabiendo por que preguntaba eso.
-Entre tú y el tipo rubio con el que nos encontramos en Paris. Siempre estuvieron bien juntos. Y no se veían nada de mal.-Dijo. Con lo primero tenía razón, lo segundo era para molestarme.
-Ricky. Sí, bueno, somos amigos, solo eso.-Dije, queriendo bajarle el perfil a la situación.- y tú qué? Extrañas a Gustaf?-
-Sí, un poco. Es que fue muy gentil, amable, cariñoso. Todo eso conmigo. Nadie se había portado así conmigo.-Se sinceró.
-Pero deberías llamarlo. No perder el contacto con él.-Le dije, como para que no desesperara.
-No quiero, su esposa puede contestar el teléfono. Sería horrible.- Dijo, con pena. Claro que esa pena se fue inmediatamente cuando revisó quien era el que llamaba a su celular.